La etapa de nivelación es un proceso pedagógico que inicia el año lectivo para ayudar a estudiantes a superar brechas de aprendizaje. Busca que todas y todos estén en igualdad de condiciones para enfrentar el abordaje curricular con éxito y confianza.

Guía de la etapa de diagnóstico

Se divide en dos momentos: diagnóstico y nivelación. Primero, se evalúan las habilidades y necesidades de aprendizaje del estudiantado para diseñar estrategias personalizadas. Después, se implementan actividades para fortalecer y nivelar esas habilidades, asegurando el progreso de cada aprendiz.

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Durante el diagnóstico, el docente usa metodologías flexibles, sin calificaciones, para comprender el estado real del estudiante. Esta evaluación puede ser individual o grupal y debe permitir intervenir en diversas habilidades al mismo tiempo, sin presionar ni penalizar a las y los estudiantes.

Educación en decaída en nuestro país

La nivelación es activa y contextualizada. Utiliza juegos, talleres y actividades prácticas que fomentan la participación y el interés. El objetivo es equiparar habilidades para que los estudiantes puedan abordar el currículo regular sin dificultades y con motivación.

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Un elemento clave es el acompañamiento socioemocional. Se atienden emociones y relaciones dentro del aula para que el ambiente sea seguro y de confianza. Esto facilita la disposición para aprender y el desarrollo integral del estudiantado, paso esencial en la reactivación escolar. Se necesita que en esta etapa participen activamente: docentes, directivos y padres de familias.

Resiliencia y dignidad humana: el derecho a levantarse en tiempos de adversidad

La etapa de nivelación prepara a cada estudiante para enfrentar el ciclo lectivo con mejores recursos académicos y emocionales. Es una oportunidad para reconstruir aprendizajes, fortalecer habilidades y construir un futuro educativo con equidad e inclusión. (O)

Roberto Camana-Fiallos, escritor y docente investigador, Ambato