Guayaquil es una ciudad altiva y pujante emblema de emporio de trabajo y grandeza, que tiene el imponente río Guayas con su malecón Simón Bolívar, el faro en el cerro Santa Ana que observa sin descanso cómo día a día más de dos millones de habitantes luchan en esta selva de cemento.

Guayaquil de todos, le dicen porque en esta urbe podemos encontrar miles de personas que dejan sus provincias, cantones y campos, ya sea para estudiar, vivir, trabajar o pasear porque es una ciudad que acoge a propios y extraños, que encanta con su sol radiante. Los barrios simbólicos como Las Peñas, Garay, Cuba, Centenario, hacen contraste entre sus huellas que aún persisten en calles, ventanas y balcones, y la regeneración urbana; todavía conservan la era que nunca morirá, la época colonial. Muchos habitantes con su manera de hablar o expresarse imponen otro ‘léxico’ de comunicación de su día a día. Gracias a todos por formar parte de esta linda ciudad, solo resta decir: “a mi pana, por camellar, por deleitar nuestra rica jama, pilas a toda la people que hace de la Perla del Pacífico un Guayaquil para todos”. (O)

José Lara Villagrán, licenciado en Comunicación, Guayaquil