La presencia de mascotas en los hogares es una fuente de alegría y compañía para muchas personas. Sin embargo, la responsabilidad que conlleva el cuidado de estos animales no siempre es asumida en su totalidad.
Un problema ambiental y de salud pública que se ha intensificado en diversas comunidades es la falta de cultura ambiental por parte de algunos dueños de mascotas, quienes no recogen los excrementos de sus animales en calles, parques y otros espacios públicos. Los excrementos de las mascotas, al no ser recogidos, no solo afectan la estética de los espacios públicos, sino que también contribuyen a la contaminación ambiental. Estos residuos sólidos, al descomponerse, liberan bacterias y parásitos en el suelo, que pueden ser transportados por el viento y contaminar el aire que respiramos. En parques y áreas de recreación las heces no recogidas crean un entorno desagradable y limitan el uso pleno de estos espacios por parte de la comunidad.
La acumulación de excrementos de mascotas en espacios públicos tiene consecuencias directas en la salud de las personas. Cuando los excrementos se secan y se convierten en polvo, las bacterias y parásitos presentes en ellos, como E. coli y Toxocara, pueden ser inhalados, esto puede provocar enfermedades gastrointestinales, infecciones oculares y, en casos más graves, desencadenar epidemias en la comunidad. Algunas de las enfermedades comunes asociadas a esta problemática son: toxocariasis, gastroenteritis bacteriana y problemas respiratorios.
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Fomentar una cultura de responsabilidad y conciencia ambiental es crucial para mitigar este problema. Los dueños de mascotas deben ser educados sobre la importancia de recoger los excrementos de sus animales y las consecuencias de no hacerlo. Campañas de concienciación, señalización adecuada en parques y la implementación de sanciones para quienes no cumplan con estas normas son medidas efectivas que pueden ser adoptadas por las comunidades.
La falta de cultura ambiental en relación con el manejo de los desechos de mascotas es un problema que afecta no solo a nuestros espacios públicos, sino también a nuestra salud y bienestar colectivo. Promover prácticas responsables y educar a la población sobre la importancia de mantener limpios nuestros entornos es esencial para asegurar la convivencia armónica entre humanos y animales en nuestras comunidades. Solo a través de la colaboración y el compromiso podemos asegurar un entorno saludable y agradable para todos. (O)
Eduardo Arrese Vilche, Guayaquil