Luto nacional. Partió sin retorno un gran hombre, un erudito en sociología política. Siendo de izquierda armonizó la democracia con el socialismo y su comportamiento fue de lealtad para sus electores y para sus ideales. No lo doblegaron las derrotas; las asimiló para tomar impulso. En lo personal fui testigo de su debate con León Febres- Cordero y del costo presidencial. León fue un gran presidente y Rodrigo también.
Rodrigo Borja por sus raíces en el liberalismo gobernó respetando las libertades y derechos sin extremismos.
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Frente a la historia, rememoro un gesto inolvidable de su parte. Yo fui un diputado alterno en la Cámara Nacional de Representantes; gracias a la generosidad del doctor Heinz Moeller fui principalizado. Me instruí del talento del doctor Otto Arosemena Gómez. Aprendí a redactar proyectos de ley, y muchos proyectos legislativos los patrocinamos con el doctor Otto Arosemena y el doctor Gil Barragán Romero. Varios de estos proyectos llegaron a ser leyes, y me visibilizaron.
Busqué legalizar las tierras de los proletarios del Guasmo y de otros sectores a cuyos posesionarios me comprometí entregar la titularidad de la tierra. Esta gestión de legalizar la tenencia de la tierra la compartí con Asaad Bucaram y Xavier Ledesma.
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Sucedió un hecho inesperado: falleció la madre del doctor Rodrigo Borja y junto con Otto Arosemena acompañamos el dolor.
Aquella noche el doctor Rodrigo Borja en un diálogo inolvidable tuvo frases de elogio a mi vehemencia por la legalización de las tierras marginales, expresó simpatía y de inmediato llamó al honorable Xavier Ledesma y lo instruyó a que los votos de su partido tenían que sumarse al proyecto de titularizar la posesión de la tierra.
Y ello es lo sublime. Sin ser amigo del doctor Rodrigo Borja, él respaldó una acción social sin considerar la afiliación política. Desde entonces: ¡honor a un señor! La legalización de la tierra fue una realidad con las acciones conjuntas de CFP, CID e ID. Luego me tocó promover la campaña presidencial de León Febres-Cordero, fuimos duros y firmes contra él, pero guardo una vivencia inolvidable.
Cuando el presidente Daniel Noboa quiso convocar a asamblea constituyente, yo sugerí que el proyecto de redacción de una constitución debía adecuarse a las circunstancias que sobrevienen negativamente contra el tejido social por la penetración de los GDO, el narcotráfico y la corrupción. Es el momento en que las normas de la Constitución dejan su rigidez para flexibilizarse en pro de la seguridad y el desarrollo. Sugerí conformar una Comisión de Redacción Constitucional con hombres impolutos, sin aspiraciones políticas, como Hernán Salgado, Rodrigo Borja y Oswaldo Hurtado. (O)
Franklin Moreno Quezada, doctor en Jurisprudencia, Guayaquil