Como te ven, te tratan. Es esta la cruel realidad del medio en el que nos desenvolvemos, no es necesario ir muy lejos para darnos cuenta de la poca o nula justicia social a la que pertenecemos. Veamos:
Si entra una mujer con figura estilizada y porte de ‘reina’, inmediatamente le es adjudicada la atención, lo que solicita se convierte en “claro, lo que usted desee”, le otorgan empatía social. Si se trata de un hombre con características físicas acordes a su par, el trato se vuelve de exclusividad ante los demás, queda sentado que en ninguno de los dos casos se habló de la inteligencia, de los valores. Aunque no debería resaltarlo, es evidente que la sociedad sigue siendo superficial.
Sí se puede conjugar lo físico con lo intelectual, pero también se puede pertenecer al grupo de los que no se ven ‘bonitos, guapos’ exteriormente, no guardan los cánones de ‘agrado visual’; sin embargo llevan consigo un alto grado de esfuerzo y conocimiento, empatía y entendimiento, cultura, valores.
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Deberían también hacer en esta forma arcaica de clasificar solo a las personas ‘guapas’, en seleccionar a las que supuestamente son ‘feas’.
Existe una especie de una amplia variedad, las hay rubias, pelirrojas, de cabellos negros, castaños, blancos, quizá sin cabello; de terno y corbata, vestido y altos tacones, poncho, sombrero y alpargatas; guayabera, bermuda, minifalda, blusa escotada, o jean y camisa a la moda.
Somos indios, blancos, afros, mestizos... Somos personas…, y todas tenemos algo especial que entregar a los demás, no debemos ser tratados como nos vemos. Debemos ser tratados como nos comportamos, ¡veamos a todos con los ojos del alma!
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Cuando el mundo deje de ver y empiece a sentir la justicia, la solidaridad, habrá triunfado. (O)
Aissa Tatiana Pazmiño Real, técnica en Marketing; Ambato, Tungurahua