Una vez más pienso en el tiempo, me resulta un tema que trae consigo mucha reflexión. Lo vemos pasar casi sin darnos cuenta; sin embargo, siempre está ahí, inexorable e indetenible. El tiempo no espera, no se detiene, y mucho menos regresa, aunque a veces quisiéramos volver atrás a esos tiempos en que fuimos muy felices, o quizá para corregir errores cometidos, o borrar épocas tristes, pero es imposible, al menos hasta hoy no podemos regresar, y recordar nos puede llenar de nostalgia, añoranza, culpa o pesar.

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Tampoco debemos preocuparnos demasiado por el futuro, ya que es tan incierto e impredecible; la vida puede cambiar de un momento a otro sin previo aviso, sin ninguna consideración, y todos tus planes quedarán solo en tu mente y en tu corazón.

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Lo importante es que hoy estamos aquí, este es el tiempo del ahora, vivir cada momento con conciencia de que cada minuto es irrepetible, que las personas que hoy te acompañan quizás en algún momento ya no estén. Disfruta de esos pequeños momentos cotidianos que la vida ofrece, un amanecer en pareja, compartir con los hijos momentos agradables, como una buena comida en familia, disfrutar de los nietos que crecen tan rápido que pronto ya no los tendrás como ahora que son pequeños. Si tienes padres, cuídalos y protégelos, no olvides que lo que hoy das será lo que recibas mañana. Y no podemos olvidar a los amigos, quienes nos recargan de energía positiva y nos acompañan en las buenas y malas.

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Desperdiciar el ahora es desperdiciar un pedazo de vida que quizá luego querrás tener. No perdamos pedazos de vida con resentimientos, odios, soberbias, culpas o miedos. Mira hacia adelante con ilusión, con esperanza. Perdona, así no te lo hayan pedido. Y aunque no sabemos si habrá un mañana, no podemos ni debemos vivir de recuerdos. El tiempo no vuelve. ¡Vive ahora! (O)

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Soraya Valdiviezo Moscoso, Guayaquil