Hace unos años, los políticos denominaron Gran Guayaquil al conglomerado urbano formado por Guayaquil, Durán y Samborondón, porque querían vivir en La Puntilla y sentirse en Guayaquil. En realidad ese Gran Guayaquil no existe, pues dichos cantones no limitan entre sí, sus desarrollos urbanos son diferentes y están bien separados por los ríos Guayas, Daule y Babahoyo.
Un conglomerado urbano real es el que forman las parroquias La Aurora y La Puntilla, en Daule y Samborondón, que están prácticamente cruzando la calle. Tienen buenas urbanizaciones, grandes centros comerciales, restaurantes y hasta un cementerio para que nuestros restos descansen en paz. Ambas necesitan un crecimiento armónico y sustentable, sobre todo La Aurora que según su alcalde “es la gallina de los huevos de oro de Daule”. Igual ocurre en Samborondón, pero su alcalde lo percibe, lo siente, pero no lo dice.
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Según ordenanza municipal, La Puntilla es una “Parroquia Urbana Satélite” de Samborondón, mientras La Aurora es una parroquia que quiere ser cantón porque se sienten abandonados de Daule. Es grave que no formen parte de la Zona 8 de la Policía Nacional que abarca Guayaquil, Durán y Samborondón, porque en La Aurora se dan eventos multitudinarios y están cerca del sitio donde se construirá un gran hotel de cinco estrellas en la avenida Samborondón, que necesita seguridad.
Lo bueno es que el Municipio de Samborondón ya inició la construcción de una planta de tratamiento de agua potable, que beneficiará a más de 70,000 habitantes de La Puntilla que tenemos grandes cisternas. Mientras en La Aurora los constructores han fallado y el Municipio también, pues no tienen agua ni cisternas. Quizás podrían hacer prospección de acuíferos subterráneos para proyectos específicos. Hace años hicimos radiestesia y perforamos un pozo profundo en el sector de La Aurora que resultó artesiano. Es mágico ver como rebosa el agua sin necesidad de bombeo.
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Un país en disputa entre eficiencia y conciencia
Pero falta mucho por hacer. Se debe formar una policía de tránsito porque los de la CTE no sirven para nada. Se debe hacer de concreto toda la avenida Samborondón porque el asfalto es malo. Hay que crear una oficina operativa de CNEL en La Puntilla porque la del ECU911 es burocracia. Se debe elaborar junto con la Policía Nacional protocolos de seguridad que sean de uso obligatorio en todas las garitas. Y hay que atender a las comunas de La Puntilla que están abandonadas. (O)
Carlos Luis Hernández Bravo, ingeniero civil, Samborondón