Pierre Teilhard de Chardin, jesuita, científico y filósofo, entendía la materia y el espíritu como dos aspectos de una misma esencia cósmica. En el ser humano están perfectamente coaccionados el cuerpo con el alma en lo que llamamos vida, en el fondo los dos inmortales. En su separación el cuerpo se reincorpora con todos sus elementos a la naturaleza, “nada se crea, nada se destruye, todo se transforma”; mientras el alma vuelve a reincorporarse a la energía que la engendró, que son Dios y el amor.
Pierre Teilhard de Chardin nos habla del amor y de Dios junto al espíritu perfectamente conectados con la materia, el uno se manifiesta a través del otro; la música nace del rasgar las cuerdas del violín, una guitarra, un bandolón o una cítara, los sonidos nacen de tararear el do, re, mi, fa, sol, la, si, la música se manifiesta al rasgar la cascada de agua sobre la roca inerte, los conciertos se los disfruta mejor en el más absoluto silencio.
Publicidad
Pierre Teilhard de Chardin nos habla del amor como energía que mueve el mundo y Erich Fromm lo confirma y dice: “El amor es un arte en el cual se inspiran todas las cosas más bellas que se han construido en el mundo y en este se han inspirado músicos, poetas, escritores, escultores, pintores, para hacer realidad los más bellos versos y poemas, los más bellos cuadros, esculturas, pinturas; el amor ha transformado a Venecia en un paraíso de amor.
Pierre Teilhard de Chardin dice que el amor es un fuego grande o pequeño que une a la humanidad, lo que hizo escribir a sabios que Dios duerme en los minerales, respira en las plantas, vuela en las aves, camina en los animales y piensa y ama a través de los hombres. El amor es Dios, es la energía que mueve al mundo y con la cual algún día nos fundiremos en el viaje eterno hacia la inmortalidad por el camino del infinito. (O)
Publicidad
Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro