¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste si estabas bien?, probablemente hace tiempo. Lamentablemente, aun en la actualidad, se escuchaba que al psicólogo van solo los locos; sin embargo, se ha avanzado un poco, porque ahora se concientiza más lo importante que es la salud mental o se anima a otros a ir a terapia. Vale preguntarse cuánto realmente nos proponemos buscar ayuda para los problemas que nosotros cargamos. Se suelen escuchar frases como “Yo no lo necesito”, “Yo puedo solo”, “Puedo manejar mis cosas por mi cuenta”, y es muy probable que sí. No obstante, ¿cómo medimos cuando eso ya no es posible? Cabe recordar que no tenemos una cultura que promueva ir al médico pronto cuando tenemos un malestar o hacer controles preventivos; si eso no lo hacemos por un dolor físico, pues, el emocional va a tener sus resistencias a ser tratado.

La inteligencia, ¿cómo acrecentarla?

Esta es otra área de la salud donde lastimosamente no siempre se puede ver el dolor que se lleva dentro y en muchas ocasiones no deseamos mostrarlo a los demás por miedo a vernos vulnerables o “débiles”. Entonces, ¿qué hacemos? Es importante detenerse un momento y reflexionar cómo está nuestra vida, qué estado de ánimo es el que tenemos con frecuencia en el día, cómo están nuestras relaciones, qué expectativas y de quién(es) estamos tratando de cumplir, cómo está mi trabajo y mis estudios, qué tiempo le dedico al ocio o cómo va mi vida espiritual. Dejemos de normalizar el vivir tristes, estresados, sin poder dormir, con enfermedades somáticas; y si hay mucho de esto que está presente en la vida, es probable que caminar solo ya no sea una opción. En casos tanto de salud física como mental la prevención es clave. Debemos ser más conscientes de nuestras necesidades y buscar ayuda profesional para poder garantizar nuestro bienestar. (O)

Diana Andrade Viteri, Quito