El 3 de diciembre no es un día de fiesta ni de celebración vacía, es una fecha para reflexionar, sensibilizarnos y visibilizar la realidad socioeconómica en la que viven miles de personas con discapacidad en el Ecuador.

El Estado, la sociedad y la familia deben asumir compromisos reales para garantizar una inclusión plena y efectiva, identificando necesidades, generando oportunidades y promoviendo el desarrollo social de todas las personas con discapacidad.

En nuestro país persisten múltiples barreras que impiden la inclusión en la salud, el trabajo, la educación, la movilidad y otros ámbitos fundamentales. Una gran parte de este grupo poblacional vive en condiciones de pobreza o extrema pobreza y requiere atención, no desde la lástima o la caridad, sino desde el reconocimiento de su dignidad y de sus derechos humanos.

Publicidad

Las personas con discapacidad no somos una carga social; somos sujetos de derechos, capaces de aportar con esfuerzo, talento y compromiso al desarrollo y engrandecimiento del Ecuador.

La inversión del Estado en discapacidad no es un gasto, es una obligación constitucional e internacional, asumida al ratificar la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

Lamentablemente, cada año, en esta fecha, muchas autoridades municipales, gubernamentales e incluso algunas organizaciones no gubernamentales solo se acuerdan de las personas con discapacidad para la fotografía, para aparecer en redes sociales o en actos simbólicos, afirmando que trabajan por mejorar la calidad de vida de este grupo.

Publicidad

Sin embargo, esa puesta en escena no se compadece con la dura realidad que viven las personas con discapacidad, quienes continúan enfrentando abandono institucional, falta de servicios adecuados, barreras estructurales y ausencia de políticas públicas efectivas.

Lo que necesitamos no son discursos ni apariciones momentáneas, sino acciones permanentes, políticas sostenidas y una verdadera voluntad de cambio.

Publicidad

Hoy hacemos un llamado a la acción: que la inclusión deje de ser discurso y se convierta en realidad. (O)

Víctor León Tenorio, vicepresidente de la Asociación de Personas con Discapacidad del Guayas, Guayaquil