Emblema inigualable, tú encarnas la patria misma, tú representas toda la belleza y la poesía de la llanura matizada y polícroma de nuestro Litoral, tú representas los andes milenarios, tú representas nuestras islas y nuestro oriente amazónico.
Oh, iris de la libertad, en tu nombre se conquistaron tantos bienes, tú infundiste valor en las batallas y coronaste de laureles a los héroes. Nuestras miradas han permanecido atónitas ante los destellos brillantes que emanan los tres colores de nuestra histórica bandera, te evocamos, te cantamos y os saludamos reverentes hoy en este grandioso día del 26 de septiembre.
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Bandera ecuatoriana, sombra divina que cobijas a todos aquellos que en su corazón te sienten; trilogía primorosa de la patria, luz que nos guías en el camino del triunfo y del progreso; poema lírico de un pueblo libre y soberano; símbolo augusto de nuestra raza y nacionalidad eterna. Oh, bandera de mi patria, yo te saludo, pues solo pronunciar tu nombre queda el corazón humano lleno de cuanto ambiciona, eres de la niñez la aspiración y anhelo, de la juventud la esperanza y el encanto, tú animas al guerrero en la batalla, tú anuncias la victoria. Felices los que solo con mirarte se han cubierto de gloria en la pelea y los que anhelosos de coronarte con laureles han obtenido el triunfo en sus ideas.
Llena de júbilo la nación ecuatoriana celebra hoy el Día de la Bandera, símbolo que, junto al himno, el escudo y además el mapa territorial con sus verdaderos límites, representa de manera magnífica la grandeza material y espiritual de la nación que tanto queremos.
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Desde que se dio el primer grito de libertad del 10 de Agosto de 1809 los patriotas hicieron flamear la bandera de color rojo y asta blanca, pero hubo transformaciones al pasar del tiempo. El 9 de octubre de 1820 el poeta guayaquileño José Joaquín de Olmedo ideó otra bandera. Pero en el gobierno del general manabita Eloy Alfaro Delgado, el Congreso Nacional de 1900 determinó de manera definitiva adoptando las tres franjas horizontales, amarillo, azul y rojo.
El amarillo, significa las doradas mieses y la abundante riqueza mineral que tiene el suelo patrio. El azul, simboliza las tranquilas y apacibles aguas del pacífico que baña nuestras costas. Y el rojo representa el fuego de sus volcanes y la sangre derramada generosamente por los héroes que lucharon con valor, hasta romper las cadenas de la esclavitud.
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El civismo no solo consiste en conocer los símbolos de la patria, las instituciones del Estado, las leyes de la república sino también en demostrar nuestros sentimientos de respeto hacia ellos en ser copartícipes del desarrollo cultural educativo, técnico y material de nuestras comarcas. (O)
Esneyder Castro Salvatierra, docente, Jipijapa