En Ecuador, las necesidades requieren de la gran capacidad del Gobierno para recaudar eficientemente, administrar los recursos con sabiduría y priorizar los gastos, precautelando los intereses de todos los ciudadanos, aunque ponderando a las personas que han sido desfavorecidas en la satisfacción de sus necesidades y en oportunidad de desarrollo.

La situación actual global presenta muchos desafíos, la pandemia del COVID-19 constituye una delicada y urgente situación por resolver; afortunadamente el Gobierno ha ponderado de manera adecuada por buen camino la erradicación de este flagelo sanitario (vacunación). Corresponde ahora continuar los demás procesos sobre los cuales nuestro país debe caminar para salir del letargo de 10 años de dictadura democrática y 30 años de democracias opresivas. Existe en sectores prioritarios desatendidos inmensas falencias en vivienda, educación, agricultura, seguridad, salud; para impulsar al país a un verdadero cambio positivo, pues son los sectores que generan riqueza y dinamizan la economía y el comercio como de la minería, los hidrocarburos, el turismo, entre otros. El mal gasto gubernamental, despilfarro, peor aún la malversación de fondos públicos ha sido incontable desde los comienzos de la República. Afortunadamente o desafortunadamente la dinámica de las redes sociales nos ha permitido ver con mayor claridad lo que ha pasado en los últimos años. Aprovechemos esa misma dinámica de las redes para encauzar las directrices gubernamentales hacia una recaudación y gasto más eficiente, que priorice los sectores vulnerables e impulse la economía de manera integral; y así que las instituciones y empresas públicas gasten más en servir mejor y no en promocionarse más. Mientras existan voces que clamen por una eficiencia gubernamental, la inoperancia no pasará desapercibida. (O)

Álvaro Eduardo Suárez Delgado, abogado, Guayaquil