Cada 8 de noviembre se recuerda y se celebra en todo el mundo el descubrimiento de los rayos X, acontecido este mes en 1895 por Wilhelm Conrad Roentgen.
Este científico alemán nació en 1845 en Lennep, recibió su instrucción primaria en Holanda y a los 16 años ingresó a la Escuela Técnica de Utrecht, de donde fue expulsado por haber realizado una caricatura de un profesor, acto que negó haber cometido. En 1868 recibió su título de ingeniero mecánico en la Escuela Politécnica de Zúrich. Pronto demostró su interés por la física y trabajó como profesor en las Universidades de Giessen y de Wurzburgo. En 1894 fue rector de la Universidad de Wurzburgo, lo que permitió trabajar sobre todo en los efectos de la presión en las propiedades de los líquidos y sólidos.
El 8 de noviembre de 1895, cuando se encontraba experimentando el poder de penetración de los rayos catódicos, observó que una placa de cartón cubierta de cristales de platino cianuro de bario emitía una fluorescencia. Pronto descubrió que esos rayos atravesaban otros materiales, pero no el plomo. Se le ocurrió interponer la mano de su esposa e imprimirla en una placa fotográfica. Fue entonces cuando nació la primera radiografía en el mundo.
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En 1896 Roentgen tomó una radiografía de un brazo fracturado y la envió al British Medical Journal. La noticia apareció en todos los periódicos y diarios de gran difusión y a la vez le reportó premios, condecoraciones y diversos nombramientos honoríficos en todo el mundo. En 1901 recibió el primer Premio Nobel de Física, cuya cuantía donó a su universidad en apoyo a la investigación.
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En 1900 Roentgen decidió aceptar el cargo de profesor en la Universidad de Múnich, por petición especial del gobierno de Baviera. En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, se refugió en una casa en los Alpes bávaros con problemas de salud, donde permaneció hasta su muerte en 1923. Importantes empresas pretendieron obtener la patente para producir aparatos de rayos X. Sin embargo, era tradición en la universidad alemana que los descubrimientos de los profesores pertenecían a la humanidad y no debían ser patentados.
En estos 129 años a partir de 1895, la humanidad se ha beneficiado del uso de los rayos X para el diagnóstico de enfermedades y tratamientos de afecciones como es el caso del cáncer. El avance estrepitoso de la tecnología aportó en forma inusitada, creando aparatos digitales y computarizados en favor de la radiología. Puede afirmarse con certeza que no existe especialidad médica que no reciba ayuda de las imágenes diagnósticas que proveen los rayos X.
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El mundo mediático muchas veces ignora o pasa desapercibido estos hechos magnánimos llenos de esplendor y gloria. Loor a este científico alemán que permitió una mejor calidad de vida a la humanidad. (O)
Guillermo W. Álvarez, médico, Quito