Delincuentes cada día maquinan nuevas maneras ilegales para obtener dinero de víctimas individuales y de organizaciones. Los autores de delitos financieros adoptan diversos móviles, utilizan negocios fachadas para no dejar huellas legales. Es imposible calcular a nivel mundial el monto de sus ganancias y de sus cómplices, pero superan fácilmente los billones de dólares por año.
Por lo general, casi todos los delitos se cometen para obtener dinero, incluso aquellos delitos puramente pasionales pueden tener el elemento económico, como en el caso de una persona que conspira para asesinar a un miembro de la familia para cobrar una herencia o una póliza de seguro de vida de la víctima.
Todos los delitos financieros cumplen cuatro etapas: 1. El momento en el cual se planea el delito. 2. El momento cuando se comete el delito. 3. El momento cuando se lavan las ganancias. 4. Finalmente cuando se identifican las pérdidas y se inicia la recuperación de los activos. La cuarta etapa es muy importante, ya que es donde se cuantifica el monto del perjuicio económico hacia las víctimas y el daño intangible a la sociedad. Los controles laxos, las malas auditorías, la deficiente supervisión de los reguladores, la inadecuada ejecución por parte de organismos de investigación y la falta de interés para recuperar los activos robados incentivan que se perpetren más delitos financieros. Agencias gubernamentales y víctimas del sector privado tienen grandes dificultades para recuperar los fondos. Aunque es difícil realizar estimaciones, estadísticas que publican agencias gubernamentales sugieren que solamente se recupera entre el 2 % y el 5 % de los activos que las víctimas de los sectores privado y público pierden al año por los delitos financieros. Es importante fomentar la cultura de la prevención y del control. (O)
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Jorge Xavier Sanyer Q., consultor especialista sobre delitos financieros, Guayaquil