El domingo, igual que muchos ecuatorianos, vi el Debate Presidencial 2021 entre los candidatos Guillermo Lasso y Andrés Arauz. Se realizó con la finalidad de dar a conocer las propuestas de gobierno de ambos aspirantes a la Presidencia del Ecuador, lo cual penosamente no ocurrió, fue un desastre.

Para otros jóvenes como yo la percepción fue de un encuentro de acusaciones y críticas que no despejaron dudas ni aclararon los ofrecimientos de cada candidato. Careció de control y claridad. Las preguntas fueron sumamente extensas que generaron respuestas amplias ambiguas, no permitían que el candidato se concentre en un solo enfoque. En relación con la claridad hubo ausencia de esta mucho antes del inicio del debate, desde la pérdida de autonomía y del protagonismo de la moderadora; se supone que los ‘periodistas’ son expertos en formulación de preguntas. No quedé conforme con el debate, generó más incertidumbre sobre el destino del país. Necesitamos propuestas puntuales, no en cantidad; puntuales en cómo vamos a salir de esta crisis que afecta la economía, el trabajo, la salud, la seguridad, la educación, el desarrollo. Merecíamos respuestas de calidad. (O)

Daniela Soriano Rodríguez, 21 años, estudiante de Derecho, Guayaquil

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