Las noticias tanto en los diarios como en la televisión nos hacen saber la incautación de drogas en delito flagrante en naves, retroexcavadoras, camiones, autos y otros medios de locomoción, que lejos de ser usados pasan a ser guardados a cargo de autoridades; hasta que pasen meses y meses sin que nunca se sepa quiénes son sus dueños si no, a lo sumo, los que los conducían, es decir la parte más débil del asunto. Después, manos inescrupulosas de ciertos guardianes de la ley pasan a devolverlos a sus dueños, a cambio de fuertes sumas de dinero.

Y las drogas incautadas no son destruidas enseguida de descubrirlas, y los barcos, las motoniveladoras y toda clase de vehículos también incautados no son inmediatamente invalidados o dados como perdidos de sus dueños. ¿No es raro entonces que de acuerdo con el estado de descomposición en el que se encuentra el país, todos estos bienes a través de los cuales se ha delinquido pasen de nuevo a sus dueños o que quizás la droga termine siendo vendida? Ojalá que el presidente de la República, la fuerza pública que incauta, y los jueces que conocen de estas causas den una pronta solución a este problema con la celeridad que cada caso requiere. (O

Efraín Guillermo Vásquez Landívar, doctor en Jurisprudencia, Guayaquil