Al alcalde de Quito Jorge Yunda le colocaron un grillete electrónico por una investigación de un supuesto peculado en la compra de pruebas para detectar el COVID, a cargo del municipio capitalino.

El burgomaestre manifestó que recibía el grillete como una condecoración, ya que gracias a dichas pruebas había salvado la vida de 50.000 quiteños; aseveración absolutamente exagerada que hizo sin respaldo o fundamento técnico, estadístico o científico. Por el contrario, la poca fiabilidad de las pruebas y la demora en el procesamiento de los resultados ayudaron poco a mitigar la pandemia. A pocos días de haber sido “condecorado”, el alcalde se olvidó de la pandemia y que está prohibida la realización de eventos públicos masivos, y encabezó una sesión abierta del Concejo Metropolitano, a la cual asistieron más de mil simpatizantes en un estadio al norte de la ciudad. El alcalde que había salvado miles de vidas pasó a arriesgar la salud de otras tantas al motivar aglomeraciones innecesarias; no faltaron pretextos y justificaciones de los encargados, quienes dijeron que no se aplicaba ninguna prohibición porque no se trataba de un evento masivo con invitación, sino que la gente había acudido espontáneamente. ¡Por Dios! Resulta indignante cómo se ha abusado del poder para saltar disposiciones del COE solamente para darse un baño de popularidad. Ahora, ¿con qué autoridad moral puede pedir a los quiteños que acaten las disposiciones para combatir el COVID si él se las salta? Autoridades son las llamadas a dar el ejemplo, pero por vanidad y ego se olvidan de las normas. (O)

Luis Santiago Torres Grijalva, fotógrafo, Quito