En periódicos, televisión, radios, redes sociales, se viene dando a conocer que ciertos vacunadores inmorales –felizmente pocos– desde que empezaron los planes de vacunación por coronavirus enterraron en la piel la aguja sin el producto.

Apoyo el consejo de un lector: el presidente Lasso, su vicepresidente y ministra de Salud deben obligar a todas las brigadas de vacunadores mostrar a los pacientes cuando llenan las jeringuillas con el líquido de la vacuna, y cuando lo van a poner en el brazo, y después mostrar la jeringuilla vacía. El público tiene que exigir antes que lo pinchen que le muestren que su inyección tiene en el interior el líquido o producto de la vacuna. A los pocos inmorales que fungieron como vacunadores y cometieron corrupción deben meterlos 15 años presos, quitarles título o licencia de trabajo, multarlos. Hacen quedar mal al plan de vacunación y a sus colegas. No se puede jugar con la vida.

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Felizmente, por otra parte, existe la mayoría de verdaderos profesionales de la salud, humanistas, están todos los días atendiendo delicados, atentos, educados, eficientes, en los centros de vacunación del país; son honestos, es la mayoría, los felicitamos, les agradecemos. (O)

Hipólito López D., Durán

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