Después de la vía Babahoyo-Quevedo-Santo Domingo-Alóag, la vía El Triunfo-Cumandá-Pallatanga-Colta es quizás la más importante de conexión entre la ciudad de Guayaquil y la Sierra del Ecuador, pues permite incluso la conexión con la capital de la República.
La vía se mantiene abandonada, incluso en el tramo El Triunfo-Cumandá, donde se encuentran baches peligrosos, a pesar de ser una carretera concesionada.
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Ya en el tramo que pertenece a la provincia del Chimborazo, la falta de mantenimiento se nota con el pavimento roto y alzado, además de zonas de derrumbe que no han sido estabilizadas.
Necesaria ampliación de la carretera Panamericana
El peligro es patente con laderas inestables en una carretera que es una alternativa clara a la peligrosa ruta Babahoyo-Quevedo-Santo Domingo-Alóag.
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Debo añadir que la subida entre Bucay-Pallatanga y Colta es una de las subidas menos difíciles a la Sierra, sin embargo, esta no recibe mayores atenciones, con el puente Salsipuedes en permanente peligro, incluso con la calzada rota.
Problemas con las instituciones de tránsito
Adicionalmente, es curioso que la vía Riobamba-Ambato se mantenga igual como hace 30 años. Debidamente asfaltada, concesionada, pero con el mismo ancho. El tráfico es insoportable y ha convertido un trayecto de 45 minutos en uno de una hora y media gracias al aumento del tráfico y los asentamientos humanos que han cercado las cercanías a las mencionadas ciudades.
La monumental autopista que el gobierno de Rafael Correa hizo solo fue desde la salida del sur de Quito (Tambillo) hasta el norte de Ambato. Esta industriosa ciudad también tiene salidas atestadas de vehículos, sin alternativas de tráfico fluido para salir hacia Quito, Guaranda, Riobamba o Baños.
Eso sin reparar que a la llegada a Quito (Tambillo), si uno opta por tomar la vía hacia Sangolquí la vía es ridículamente estrecha para los numerosos camiones gigantes que hacen esfuerzos para no aplastar a los demás vehículos. Todas son vías sin mayores mantenimientos y encima con cobro de peaje.
Realmente es una pena la falta de mantenimiento, la falta de acción y la falta de prevención por parte de nuestras autoridades, que nos tienen viviendo todavía en la mitad del siglo XX. (O)
Roberto Francisco Castro Vizueta, Guayaquil