No hay autoridades locales, seccionales, provinciales, nacionales que den cara, no se aparecen por los lugares donde los lectores denuncian cosas serias que deben atender. Pero sí se aparecen para dar besos, con secretarios, fotógrafos que toman notas, cuando están de candidatos ya que quieren votos.

A ninguna autoridad le importa la carretera de la muerte donde hay accidentes, en el kilómetro 12 y medio de la vía Samborondón–Salitre–Daule, junto a la urbanización Bonaterra –al frente está Milán y hay otras ciudadelas–, nunca han solucionado la inseguridad. Al comienzo ya era peligrosa, de dos carriles, uno de ida y otro de regreso, pero alguna ‘mente genio’ la hizo más peligrosa, la amplió, le puso cuatro carriles, dos de ida y dos de regreso; no existen semáforos, rompevelocidades, puentes, señalización camineras. Salir de Bonaterra en carro es una amenaza, peor cruzar a pie la vía transitada dado que es una carretera ancha; las madres con niños, los estudiantes, las personas mayores corren para cruzarla, se caen, botan los bolsos, zapatos. Circulan tráileres, camiones, muchos vehículos a alta velocidad todo el día. (O)

Agusta viuda de Villavicencio, vía a Salitre