En el año de 1979, Jaime Roldós Aguilera asumió la Presidencia de la República del Ecuador, la problemática de la época se centraba en falta de agua y de independencia de la justicia, han transcurrido 45 años y el país retrocedió abruptamente, actualmente sin energía eléctrica, sectores sin agua, narcotráfico, delincuencia organizada, corrupción generalizada, administración de justicia deplorable y pestes que carcomen la sociedad.

El menos malo

En estas circunstancias deplorables el país está a puertas de un proceso eleccionario con candidatos a millares surgir, sin formación política, pero sí con intereses personales y necesidades acumuladas, muchos de ellos con ambiciones de mantenerse en el poder para continuar burocráticamente calentando el puesto, favoreciendo a sus agnados y cognados.

La espada de Damocles que amenaza persistentemente al país y a la democracia es la Constitución del 2008, norma hiperpresidencialista del socialismo del siglo XXI, donde no existe separación de derechos.

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El área social del presidente Daniel Noboa

El actual presidente, Daniel Noboa, continúa con las mismas prácticas indolentes de sus antecesores con quienes estrechó lazos y que hoy pretende deslindarse. En diez meses de gobierno denota ausencia total de conocimiento de la realidad nacional, colocando al Ecuador al filo del abismo al declarar guerra interna y varios estados de excepción, espantando la inversión extranjera y nacional.

Presidente Noboa está a tiempo, no malgaste el escaso presupuesto pensando en una reelección y en campañas electorales, reduzca este Estado burocrático, obeso, entregue reconocimientos a ciudadanos ecuatorianos que trabajan incansablemente en beneficio del país. (O)

Carlos Eduardo Bustamante Salvador, abogado criminalista y mediador, Quito