Tal parece que estamos al borde del infierno. Las llamas consumen sin clemencia miles de hectáreas de suelo patrio con la complicidad de los ignorantes o los malvados, de cuyas manos salen los fósforos encendidos, con diversas intenciones.
También quieren echar leña al fuego desde la Asamblea, ya que algunos de sus miembros solo buscan liberar de las manos de la justicia a sus dos máximos dirigentes que están, el uno prófugo y el otro encerrado en la cárcel. El resto no les importa.
A estas escenas infernales se suman los apagones que generan áreas oscuras, plagadas de incertidumbre y depresión, causadas por la falta de lluvias en las zonas donde debe llover. Ahora se encienden velas, fósforos, lámparas y fogatas para contemplar a media luz nuestras sombras nada más.
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Los opositores del Gobierno completan la dantesca imagen al cerrar cualquier oportunidad de trabajar en equipo por el bien del país, prefiriendo oponerse a todo. A esto se suman los políticos dispuestos a sacrificarse por la patria, todos listos para echar más madera al fuego.
El país no necesita incendios, sino que necesita trabajar hombro a hombro con todos los que desean sacar al país de este profundo pozo en el que lo han hecho caer. (O)
Gustavo Vela Ycaza, Quito