Desde el año 1999, en el gobierno de Jamil Mahuad, se firmó un acuerdo con EE. UU. a fin de que sirviera de apoyo para contrarrestar el comienzo de una era de narcotráfico en nuestro país. En el gobierno de Rafael Correa, a los diez años de haberse instalado una base militar estadounidense en Manta, cuyo trabajo se evidenció ya que el país vivía en una verdadera isla de paz, en uno de sus arrebatos al gobernante se le ocurrió que esta base tenía que abandonar el país con el pretexto de que estaba usurpando el suelo patrio, y desde allí tuvo que pasar algún tiempo para que empezara a surgir la venta y distribución de la droga que vino a cambiar el destino de nuestro pueblo.
Hoy estamos acorralados por la más profunda crisis del narcotráfico, trayendo consigo una ola de sicariatos, crímenes espeluznantes, extorsiones, robos a gran escala y atentados terroristas contra inmuebles. El pasado mes de junio hubo un atentado con bombas en la Bahía de Guayaquil, destrozando seis locales comerciales. Hay sicariatos en las ciudades de Guayaquil, Machala, Manabí y Durán, esta última ha sido catalogada como una de las ciudades más violentas del mundo. Es increíble que en el proyecto que envió el presidente Noboa a la Asamblea para contrarrestar el terrorismo, secuestros y el narcotráfico, todavía la bancada del expresidente Correa votó en contra. La ceguera mental no les permite mirar la realidad en la que estamos viviendo. ¿Acaso los de esa bancada no están expuestos a que les pase algún percance por esta inseguridad que vivimos?
Enfrentar el crecimiento de la delincuencia organizada
Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional no se dan abasto para frenar este cáncer que nos está matando. Nadie puede caminar tranquilamente por las calles por temor a ser asesinados. No quiero dejar pasar este momento para felicitar a quienes dan su vida por nuestra seguridad, ellos son los verdaderos héroes que ponen el pecho a las balas. (O)
Publicidad
Luis Mario Contreras Morales, Quito