Circulando en mi vehículo por el sector de la Mariscal en Quito un lunes alrededor de las 14:30, me hice la pregunta de si realmente el Municipio y en general las autoridades han dado por “perdido” a ese barrio tan tradicional. La pregunta surgió al ver que, en plena av. Orellana en las afueras de una importante franquicia de comida rápida, una persona en el piso “minaba” o como se llame la basura; mientras se arrastraba por el piso y se metía en una especie de hueco, lanzaba la basura por todo lado. Buscaba algo y parecía probablemente que estaba bajo el efecto del alcohol o drogas. Eso pasaba en plena av. Orellana a esa hora del día, que no es la parte más afectada de la Mariscal, sino algo así como el límite con la zona mejor mantenida.

No es novedad para nadie que ese barrio a finales de la década de los 80 empezó a tener problemas porque se transformó en una ‘zona rosa’ de la ciudad, lo que provocó que los propietarios y demás residentes de la zona se sientan afectados y muchos se trasladen a otros barrios, pero con el pasar del tiempo durante los 90 y primera década del 2000 parecía que al menos ese sector había cambiado de residencial a comercial y zona rosa, con restaurantes y bares, de los buenos y de los no tan buenos, pero aún existía mucho turismo extranjero que visitaba y se hospedaba en hoteles y hostales de la zona, y existía aún algo de “farra quiteña”. Sin embargo, quizá hace algo menos de 15 años, aproximadamente, empezó un declive total del barrio, la inseguridad y el abandono lo tomaron. Lo que se ve hoy es muchas edificaciones abandonadas, pintarrajeadas con grafitis, otras convertidas en peluquerías, bares y otros negocios que no parecen ser de mucho fiar. La delincuencia evidentemente se ha apoderado del sector.

Ahora solo queda la pregunta, ¿será que realmente las autoridades han dado por perdido este tradicional barrio de Quito o si se convirtió invisible para ellos? (O)

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Miguel Pizarro, Quito