Después de trabajar con esmero y de ganarnos el pan nuestro de cada día con dignidad, salimos presurosos con deseos de visitar los más bellos lugares de la patria que Dios nos regaló para vivir con deleite, paz, gratitud y amor entre hermanos ecuatorianos.

Al finalizar el feriado y regresar con más optimismo, la realidad es otra, tenemos pensamientos negativos, inseguridad, desempleo, etc.; a pesar de inconvenientes debemos ver que somos sobrevivientes de una pandemia que azota el mundo y tantos que parten. Hay muchos problemas por resolver. Deberíamos unir las mejores intenciones, dejar rencores, intereses, para lograr consensos por la patria y las familias. (O)

Alicia Carriel Salazar, profesora jubilada, Guayaquil