Ciertos migrantes que se establecen en las calles de Guayaquil en grupos, adultos con niños, bebés, afuera de negocios comerciales, supermercados, iglesias, restaurantes, dulcerías, tiendas; o caminan persiguiendo a las personas, más vale acosando para que les den dinero porque han venido del país de Maduro y no tienen para comer, pagar arriendo, etc.

Otros se dedican a vender caramelos, agua embotellada, arepas, etc., y así se ganan la vida. Sin embargo, la mendicidad protagonizada por migrantes ilegales de países vecinos ha crecido. (O)

Erwin M. Donoso, Guayaquil