Quisiera exponer mi modesta opinión sobre la información que este Diario publicó el domingo 23 de noviembre pasado acerca de los siniestros de tránsito y sus víctimas.

La Agencia Nacional de Tránsito manifiesta que las causales que dan origen a los accidentes de tránsito suelen ser el exceso de velocidad, usar el celular para hablar o escribir cuando se está manejando o irrespetar el disco pare, la luz roja del semáforo u otra señal de tránsito.

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Desde mi punto de vista, tan sencillo y humilde como conductor con licencia tipo B y que he viajado conduciendo por las carreteras de mi país, Ecuador, me he dado cuenta de tantas actitudes criminales de muchos quienes manejan diferentes clases de vehículos: livianos, pesados, extrapesados, motos, tricimotos, escúteres eléctricos, bicicletas, buses, furgonetas, etc. Muchos choferes no tienen ningún control en su grado de impulsividad, de irrespeto a la vida; no tienen conocimientos básicos de matemática y física; ellos rebasan sin tener en cuenta el espacio, la superficie, el peso, el volumen de la carga; y, si originan una desgracia, se dan a la fuga y como fantasmas la autoridad de tránsito no sabe cómo llamar al conductor. También se dan casos de que hasta miembros de la misma autoridad de tránsito son parte de estos siniestros.

En fin, las causas también se dan por impericia, prepotencia, ambición, competencias entre buses de transporte, por ebriedad, conductores trasnochados llenos de cansancio, y también por el total desconocimiento de la ley de tránsito.

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Para concluir el presente comentario, estimo que mientras se mantenga la cultura irracional en complicidad con el sistema de corrupción, lamentablemente, seguirán tiñéndose de sangre las aceras, calles, avenidas, carreteras, autopistas y domicilios de nuestras ciudades, en todo el territorio ecuatoriano. (O)

Manuel Cañizares Villamar, promotor cultural, Daule