A la Corte Constitucional, famosa por pronunciamientos controversiales que han puesto en graves problemas a la sociedad ecuatoriana, parecen no importarle las consecuencias. Por ejemplo, en las elecciones pasadas, obligó a dar vida a agrupacioncillas que no tenían derecho a ser votadas, pero felizmente el pueblo las sancionó. Y ahora, aprobó la despenalización del aborto provocado intencionalmente (en caso de violación), al que los ginecólogos llamamos aborto criminal; así es en verdad.

En forma extrajudicial se mata a seres inocentes que no pidieron ser traídos a la vida, mediante procedimiento sin juicio alguno, actuando ilegalmente con premeditación, alevosía, ventaja, sadismo agravado y asociación para delinquir; diciendo que es un derecho de las mujeres llamadas progresistas, por este hecho. El aborto criminal debería castigarse, para el cual no hay juicio, con al menos el doble de esas penas, sin disminución ni atenuación, para los que asesinan cobarde e impunemente a un pequeño e indefenso ser humano desde su concepción hasta su nacimiento. Los actores: padre, madre, consejeros para tomar esa decisión llámense amigos, hermanos, padres..., y a los que cometen este horrendo crimen, médico, anestesiólogo..., si hay algún abogado que interviene, también debería ser considerado en el grupo de sancionados como actores, cómplices o encubridores. Sobre esta violación a la ley divina que está por encima de cualquier ley humana, cualquier argumento en contra es vano. Tampoco es logro digno de celebrar. Y todo embarazo podría argüirse que fue por “violación” y los crímenes (abortos) que serían contra lesa humanidad se multiplicarán. (O)

Eduardo Pazmiño Guerrón, doctor en Ginecología, Quevedo, Los Ríos