El año 2024, que está por terminar, registra un aniversario trascendental, los 45 años de democracia en el Ecuador. Y precisamente, los actuales miembros que integran el Consejo Nacional Electoral, CNE, presidido por Diana Atamaint, prorrogados en sus funciones por decisión de la Procuraduría General del Estado, auspiciaron –hace cuatro años– la publicación de un libro de 454 páginas, con el título: Antología de la democracia ecuatoriana 1979- 2020.

La mediocridad y el asombro en la Asamblea

Quienes, por la gracia de Dios, formamos parte del equipo de prensa del presidente Jaime Roldós Aguilera, (1979-1981) somos aún testigos vivientes del jubiloso retorno a la democracia en el Ecuador, luego de un prolongado lapso de sucesivas dictaduras militares, no como otras desbordadas, que impusieron el terror y la muerte en países hermanos del continente sudamericano. Sin embargo, dos años después, la muerte misteriosa del presidente Roldós, su esposa y su comitiva, en un trágico accidente de aviación, cuando se dirigía a la provincia de Loja, nos volvió a la cruda realidad. Tuvimos, muy a nuestro pesar, acogernos al ostracismo político.

La publicación bajo la estructura del Instituto de la Democracia, del CNE, cuya directora ejecutiva era María José Calderón Larrea y María Paula Granda Vega era la directora nacional de investigaciones y publicaciones, informaron que trece intelectuales contratados aportaron con sus análisis sobre el tema central de la publicación, entre ellos, columnistas de diarios, sociólogos e historiadores nacionales y otros expertos.

Publicidad

Para la historia

La bibliografía consultada fue mínima, y solo acudieron a los archivos, en esa época, de los diarios El Comercio y Hoy, desechando la voluminosa información de los diarios guayaquileños EL UNIVERSO, El Telégrafo y Expreso, incluyendo la revista Vistazo, entre otras. Leyendo las aportaciones de los funcionarios del Instituto de la Democracia y los analistas, queda muy poco que resaltar, a no ser de sus posiciones centradas en el tema general en la antología de la democracia, y quizá muy poco quedará en la retina de quienes se tomaron la molestia de leer, a salto de mata, las extensas disquisiciones sobre la democracia en el Ecuador, bajo el control del CNE y el denominado Instituto de la Democracia. (O)

Francisco Medina Manrique, periodista, Guayaquil