El 10 de Agosto de 1809, América, el continente mestizo, gritó de rebeldía, tembló el poderío español. Quito, que después sería bautizada como “Luz de América”, fue la cuna de la lucha libertadora, el deseo de emancipación fue el pedernal de donde surgió la chispa que después incendió a todo el continente.
La resolución tomada por un grupo de patriotas de ser libres y conseguir la soberanía de su patria constituyó el primer grito de independencia hispanoamericana. El movimiento americanista estuvo alentado por ese hombre extraordinario, sociólogo humanista que dio brillantez al mundo intelectual del siglo XVIII, Eugenio de Santa Cruz y Espejo, quien con su influencia incitó a dar este paso decisivo para el futuro de la América Hispana, cuyos deseos se plasmaron en realidad la madrugada del 10 de Agosto de 1809. El levantamiento ayudó a derrocar al poder español y el valor de los quiteños, demostrado en la lucha por la independencia, conquistó el título de Quito “Luz de América”.
Liderazgo con sentido constitucional
Al margen del análisis del 10 de Agosto de 1809, en esta fecha es necesario resaltar el sacrificio de esas generaciones que nos precedieron, de cientos y miles de personas que caminaron por el sendero iluminado del patriotismo y de la gloria y que nos acompañan desde la eternidad con el épico mensaje de su ejemplo, con el palpitar de la historia y con el aliento de su lucha heroica.
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Después del 10 de Agosto de 1809, la historia continúa en jornada de positivos avances logrados después de superar los fracasos y los desengaños.
Todos anhelamos que la libertad no sea la libertad de morirse de hambre, que la independencia no sea el desamparo de los marginados y que la democracia no sea el instrumento de dominación de los poderosos. Es triste saber que estos conceptos quedan escritos en el papel.
Turistear en Ecuador: ¿opción solo para “billeteras gordas”?
Que la bandera de libertad del 10 de Agosto de 1809 flamee como supervivencia del espíritu de nuestro pueblo ecuatoriano y de los héroes que escribieron en esta fecha una página de las glorias de nuestra historia. (O)
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Esneyder Castro Salvatierra, docente, Jipijapa