Antonio Ledezma al llegar a España, en noviembre del 2017, escapando de la persecución de la revolución bolivariana dijo: “Voy a dedicarme a recorrer el mundo, voy a contribuir en el exilio a hacer una extensión de la esperanza de los venezolanos de salir de esta dictadura”. Y a eso se ha dedicado desde entonces.

En Nueva York, la organización Human Rights Foundation (HRF) realizará el Oslo Freedom Forum (OFF), y aprovechando la presencia de Ledezma para participar, dialogué con él acerca del actual éxodo de venezolanos hacia diferentes países sudamericanos.

La ONU estimaba para junio de 2018 que 2,3 millones de venezolanos habían salido de su país; sin embargo, un estudio de la Universidad Simón Bolívar, de Venezuela, asegura que son más de 4 millones y que en las mediciones usuales no constan las personas que tienen doble nacionalidad y los que han salido de forma irregular.

¿Alguna vez imaginó Antonio Ledezma que llegarían los venezolanos a la desesperación de dejarlo todo para poder sobrevivir lejos de su tierra? “No. La verdad es que no. Yo soy hijo de un inmigrante que formó parte de una oleada inmensa de personas que llegó a Venezuela y cubrió todo el territorio nacional. Venezuela fue tierra de gracia para centenares de miles de europeos, de sudamericanos que vieron en ella a un país de grandes oportunidades. Era un país con muchos recursos económicos. Y a esos amigos que nos conocieron en la prosperidad, queremos ahora verlos en la adversidad porque no es lo mismo que nos conozcan en la prosperidad a que sepamos en medio de esta desventura quiénes son nuestros verdaderos amigos. Se ha dicho que los verdaderos amigos acuden sin ser llamados cuando un pueblo vive una tragedia y hoy vivimos una tragedia.

Hace poco, 11 países de la región se reunieron y acordaron unir esfuerzos para atender adecuadamente a los cientos de miles de venezolanos que han abandonado su país. Se hicieron llamados y exhortos al Gobierno venezolano, como que tome de manera urgente las medidas necesarias para la provisión de documentos de identidad o para que permita descomprimir la crítica situación, brindando atención inmediata en origen, a los ciudadanos afectados”.

¿Cree que el Gobierno prestará atención. “No lo creo. Tenemos que pasar de la diplomacia de contemplaciones a una política de presión internacional para que el Gobierno cumpla estas disposiciones, que además forman parte de los derechos humanos. El derecho a tener identidad, a tener patria. Hay países donde venezolanos nacen apátridas porque no es posible presentarlos en un registro, mucho menos en un consulado donde se pueda declarar que ese niño, que nació en otra parte del mundo, es venezolano. Esa es una situación horrible porque la persecución del Gobierno trasciende las fronteras, el horror no tiene límites”.

“Nunca podemos renunciar al sueño de tener un futuro mejor porque lo que buscan las tiranías es que el futuro sea una frustración anticipada para la gente que quiere seguir luchando. Está demostrado que cuando un pueblo lucha con valores, con decoro, con dignidad… eso vale mucho más que un fusil, que un misil”, Antonio Ledezma.

En cada discurso, Antonio Ledezma invoca de la comunidad internacional la activación del principio de intervención humanitaria que proteja a un pueblo que no ve satisfechas sus necesidades básicas. Hasta ahora las naciones del mundo no escuchan el pedido: “Estas vacilaciones son tan dañinas como los efectos que produce el procedimiento sanguinario de las dictaduras. Esto también es consecuencia de las tácticas que aplican algunos regímenes que se agrupan, como los que se asocian en un club. Hay una internacional de dictaduras, de tiranos, genocidas que se protegen entre sí. Por eso lo que estamos viendo es una lucha del mal contra el bien. Y el bien no puede seguir titubeando a la hora de enfrentar la diabólica política de represión que se lleva por delante a centenares de miles de personas”.

Antonio, ¿cuál cree usted que en este momento es el papel de los venezolanos? “Lo peor es perder la fe, nunca debemos permitir que la esperanza se nos transforme en temores, que las ilusiones se conviertan en pesimismo. Nunca podemos renunciar al sueño de tener un futuro mejor porque lo que buscan las tiranías es que el futuro sea una frustración anticipada para la gente que quiere seguir luchando. Está demostrado que cuando un pueblo lucha con valores, con decoro, con dignidad… eso vale mucho más que un fusil, que un misil. Con fe y valor hay pueblos que han superado a los más poderosos ejércitos”.

Finalmente le pregunto a Antonio Ledezma, qué mensaje desearía enviar él a los latinoamericanos. Empieza citando a Isócrates: “Probamos el oro en el fuego”.

“Yo le diría a mis hermanos…”. Por unos segundos, Antonio hace una pausa y desahoga en llanto su dolor. Retoma el aliento y continúa diciendo: “Yo les diría que así como se prueba el oro en el fuego, debemos distinguir a los amigos en la adversidad. Nosotros no pedimos clemencia…, necesitamos en esta hora difícil, solidaridad, afecto… Lo que los padres libertadores hicieron en la lucha por la unión americana, nosotros lo sentimos profundamente porque en nuestro himno: “Gloria al Bravo Pueblo”, solemos cantar: Unida con lazos que el cielo formó,  la América toda  existe en Nación”. (O)