Según el artículo 264, numeral 7 de la Constitución del Ecuador, los gobiernos municipales tendrán –entre otras competencias– planificar y construir espacios públicos destinados al desarrollo social, cultural y deportivo.

Si consideramos a la cultura la cuna de grandes formas artísticas como la pintura, arquitectura, escultura, música, literatura o arte en general que se han desarrollado a través de instituciones para rescatar expresiones culturales de sociedades anteriores a la nuestra como la ópera; hasta la fecha desconozco de un teatro de ópera que la Municipalidad haya construido, como escenario para este tipo de conciertos donde confluyan la música, el canto, la poesía, las artes plásticas y en ocasiones la danza. Tampoco he podido observar que se haya desarrollado el concepto moderno de biblioteca, y no solo sea un lugar donde se guarden libros sino que esta concepción sea superada para referirse a las colecciones bibliográficas y audiovisuales, ofreciendo servicios por el sistema analógico o de internet, accesible a toda persona interesada de información relevante a la cultura y que ayude a fomentar la educación en nuestro pueblo que lo necesita con urgencia. Ni hablar de salas de concierto dedicadas a interpretaciones de música clásica, con capacidad suficiente para albergar una gran orquesta sinfónica; y peor un museo abierto al público que conserve, investigue, exponga con propósitos de estudio y educación, colecciones de arte, científicas..., siempre con valor cultural. Es tan poco lo que se ha hecho en el ámbito de la cultura en la ciudad, que crear bibliotecas públicas en centros de atención integral, más parecerían centrales para reclutar clientelismo político de partido de turno.(O)

Julio Ubilla Abad, arquitecto, Guayaquil