Este es el título de un libro del poeta alemán Heinrich Heine (1797-1856), que mejor serviría para hacer una analogía, con la actuación obsecuente y con inequívocos rasgos de complicidad, de nuestra justicia frente a los recientemente fugados actores de la corrupción en Petroecuador.

Llama mucho la atención la sospechosa habilidad que tienen los inmorales para conocer hechos que sucederán a futuro. Varios días después de abandonar el país, las autoridades los involucran en los ya conocidos hechos de manejos fraudulentos de fondos públicos. Esto es entendible, mas no justificable, que delincuentes exiliados y autoridades encargadas de perseguirlos, pertenecen a la misma agrupación política, Alianza PAIS; y esto empeoró (o mejoró desde la mirada de los infractores) desde la famosa “metida de mano en la justicia”.

El país clama con desesperación que se combata la corrupción. En el futuro, y con otro gobierno, no solamente se deberá castigar la actuación dolosa de estos rufianes, sino también investigar a todo el complejo grupo que actualmente “asegura” administrar justicia.

Hablando de dioses; el contexto de los falsos ídolos se conoce como fetichismo, y de esa manera se los debería calificar a los líderes y a los sumisos adoradores del socialismo del siglo XXI, por lo que este artículo se debería llamar ‘Los fetiches y corruptos en el exilio’. (O)

Fabián Chacón Cobo,
Quito