En las ruinas del reactor número 4 de Chernobyl, un lugar demasiado peligroso para los humanos, científicos hallaron un hongo que parece prosperar en la radiación y ser capaz de sobrevivir en condiciones extremas.

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El hallazgo es sorprendente porque la radiación ionizante puede destruir moléculas y dañar el ADN, pero este organismo resistió y creció mejor bajo su influencia. Su pigmento oscuro, la melanina, podría estar transformando la energía radiactiva en ventaja evolutiva.

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Su supervivencia en el espacio exterior permitirá utilizarlo en instalaciones de la Estación Espacial Internacional. Foto: Pixabay.

El hongo de Chernóbil que “vive” de la radiación

A finales de los años noventa, la microbióloga Nelli Zhdanova lideró un estudio en la zona de exclusión y encontró 37 especies de hongos en el refugio del reactor. La mayoría eran oscuros y ricos en melanina, pero la especie Cladosporium sphaerospermum aparecía frecuentemente en las muestras con mayor contaminación, según Science Alert.

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En 2008, Ekaterina Dadachova y Arturo Casadevall demostraron que la radiación alteraba el comportamiento de la melanina del hongo, sugiriendo un proceso similar a la fotosíntesis. La hipótesis de la “radiosíntesis” plantea que podría convertir radiación en energía para subsistir.

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En 2022, el hongo fue llevado y expuesto al espacio exterior desde la Estación Espacial Internacional. Los sensores mostraron que bloqueaba parte de la radiación cósmica, más que un control de agar. Esto abrió la posibilidad de usarlo como escudo biológico en futuras misiones espaciales.

Sus capacidades demuestran que la vida, sin importar el lugar, siempre prevalece. Foto: Freepik

Si bien la radiosíntesis aún no ha sido probada y persiste el debate sobre si es una vía para “alimentarse” de la radiación o de una respuesta de supervivencia. Lo cierto es que este hongo prospera en un entorno letal para los humanos, recordando que la vida prevalece en los entornos más duros.

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