Las antiguas civilizaciones tenían diversas formas de despedir a sus seres queridos. En Egipto, por ejemplo, se enterraban a las momias con piezas de oro para asegurar la vida eterna del difunto.
En España, específicamente en Valencina de la Concepción, los antepasados de entre 2875 y 2635 a.C. al parecer vestían a los fallecidos con cuentas de concha para reflejar su estatus económico.
Recientemente, en la impresionante tumba Montelirio, se encontró un tesoro único: más de 270 mil cuentas de concha que formaron las túnicas, faldas y los velos con los que se vistió por última vez a unas 20 personas.
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¿Cómo se descubrió este tesoro?
Como reseña Earth, siete investigadores de varias universidades y museos de España lideraron las excavaciones y dedicaron 651 horas a la separación de las cuentas ocultas bajo finas capas de tierra y polvo.
“Las fechas de radiocarbono de varias cuentas y huesos cercanos se agrupan estrechamente, lo que demuestra que las prendas probablemente se hicieron cerca del momento del entierro”, resalta.
Se estima que estos adornos fueron hechos por artesanos en un largo lapso de tiempo, considerando que “dar forma y perforar una sola concha tardaba aproximadamente diez minutos”.
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Jerarquía de los restos
Para hacer 270 mil cuentas, cada una de menos de un tercio de pulgada de ancho, los artesanos debieron recolectar y transportar casi 2200 libras de concha cruda.
Estas se cosieron sobre prendas de supuesto lino, un reflejo del estatus social y económico de las personas enterradas, quince mujeres y cinco de sexo sin determinar.
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“Esa ropa convertía la concha, el pigmento y la tela en un cartel de autoridad en movimiento: quien vestía doscientas libras de vestimenta llamativa controlaba mucho más trabajo que un granjero común y corriente“, según Earth.
(I)
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