Nancy tiene 22 años, ha pedido mantener su apellido bajo reserva, es trabajadora sexual desde los 18 años. Desde que inició la pandemia dejó de trabajar hasta que se terminaron sus ahorros, “tenía guardado dinero, pero no para sobrevivir un año” dijo la madre de dos niñas, Melina de cuatro años y Pamela de dos. En la pandemia le pidieron que desocupe el departamento en donde vivía y tuvo que buscar un nuevo lugar, improvisado, ya que no tenía dinero.

Este jueves 28 de enero se realizó un plantón en los exteriores de la Secretaría de Salud de Quito. Trabajadoras sexuales y dueños de centros de tolerancia piden al Municipio que escuchen sus pedidos y reactiven este sector bajo medidas de bioseguridad.

“Estamos trabajando ilegalmente, nunca dejamos de trabajar, por teléfono, internet, redes sociales y desde que el semáforo cambió de rojo a amarillo todas las compañeras se fueron a las calles” dijo Lourdes Torres, presidenta de la Asociación de Trabajadoras Sexuales de Pichincha. Aproximadamente son 3.600 mujeres que trabajaban en los “night clubs” de la ciudad. La misma que ahora se está convirtiendo en un prostíbulo de las calles añadió Torres.

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Natalia Valverde, asesora jurídica de la Asociación Pro Defensa de la Mujer dijo que en el Ecuador existen cerca de cien mil trabajadoras sexuales. Valverde dice que ellas no son personas que reciben algún tipo de ayuda, afiliación o seguro, dependerían netamente de su trabajo y el cierre de los lugares de tolerancia ha causado la salida de las mujeres a la calle, “hay sectores en los que los vecinos están molestos porque obviamente nunca habían visto a las trabajadoras ejerciendo la actividad en la vía pública”.

Además, dijo que piden al Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Metropolitano que se apruebe a los lugares que cumplan con las normas de bioseguridad, el permiso de funcionamiento como hostales de paso. Que en esos lugares se brinde un trabajo para las mujeres bajo techo y que se pueda brindar seguridad para los clientes.

“Como no tengo un lugar estable tengo que llamar a algún cliente y encontrarnos en algún hostal exponiéndome al virus o de que me hagan algo” dijo Nancy y añadió que también sale a una calle en el centro de Quito, este sector quedaría cerca de hostales que cobrarían entre cinco y diez dólares, sería la nueva parada para ella y más compañeras de trabajo.

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El municipio de Quito habría establecido una normativa, en octubre de 2020, con adecuaciones para que los centros de tolerancia formen parte de un plan piloto. De 128 sitios, 28 habrían acatado las medidas, sin embargo, desde la aplicación de las medidas por los feriados de Navidad y Fin de Año volvieron a ser cerrados. Desde esa fecha no han podido reactivarse y las autoridades no brindarían una respuesta o fecha tentativa para su retorno de actividades.

“Al no tener una respuesta estamos realizando plantones y en última instancia decidiremos abrir los 128 locales” dijo Carlos Parra, propietario de un centro de tolerancia. Estas medidas habrían llevado al trabajo sexual a la clandestinidad del internet y las calles.

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Los lugares que adaptaron para este trabajo serían departamentos, cuartos y hostales que no tienen permisos o mínimas medidas de bioseguridad. Parra puntualizó que no se sabe si están reclutando menores o personas con algún tipo de enfermedad en estos lugares clandestinos y pide que se reactiven los centros de tolerancia que cumplen con las normas y están obligados a presentar trabajadoras con sus exámenes de salud correspondientes. (I)