El tiempo que le toma a la Tierra completar una rotación sobre su eje es de 24 horas, o 86.400 segundos, pero factores como la presión atmosférica, las corrientes oceánicas, el viento y el movimiento del núcleo fundido del planeta pueden acelerar o ralentizar ese giro cada día.

La aceleración puede ser de unos milisegundos, pero pueden sumarse, y eso hace que los relojes atómicos muy precisos no estén sincronizados con el tiempo astronómico, detalla el portal timeanddate.com. Así, el año pasado el planeta experimentó 28 de sus días más rápidos.

Los relojes atómicos se utilizan para establecer la hora universal coordinada (UTC), que es básicamente la forma en que todos en el planeta acuerdan qué hora es. Cuando los relojes atómicos se desvían del tiempo astronómico en más de 0,4 segundos, se debe ajustar la UTC, detalla Live Science.

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2020 incluyó los 28 días más cortos desde 1960. Antes de que comenzara 2020, el día más corto desde 1973 fue el 5 de julio de 2005, cuando la rotación de la Tierra tomó 1.0516 milisegundos menos de 86.400 segundos.

Pero a mediados de 2020, la Tierra batió ese récord no menos de 28 veces. El día más corto de todos llegó el 19 de julio, cuando la Tierra completó su rotación en 1.4602 milisegundos menos de 86.400 segundos.

Según cálculos de los científicos, un día promedio en 2021 será 0,05 milisegundos menos que 86.400 segundos. A lo largo de todo el año, los relojes atómicos habrán acumulado un desfase de unos 19 milisegundos. A modo de comparación: en los últimos años, fueron unos cientos de milisegundos más rápidos por año.

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Si la rotación de la Tierra se desincroniza demasiado con el ritmo súper constante de los relojes atómicos, se puede usar un segundo intercalar positivo o negativo para volver a alinearlos.

Desde que se introdujo el sistema de segundos intercalares en 1972, la rotación de la Tierra en general ha sido un poco lenta. Hasta ahora, ha habido 27 segundos intercalares y todos han sido positivos. En otras palabras, todos han agregado un segundo extra a nuestros relojes, permitiendo que la Tierra se ponga al día. (I)