Un estudio de las proteínas obtenidas del cálculo dental en 16 esqueletos de la Edad del Bronce en el norte de Israel sugiere que alimentos exóticos pudieron haberse importado del sur y este de Asia siglos antes de lo que se pensaba.

Arqueólogos de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich analizaron los residuos de alimentos en el sarro dental de 13 antiguos cadáveres encontrados en Meggido, y 3 en Tel Erani. En estos fósiles humanos, que datan del segundo milenio antes de Cristo, los científicos vieron evidencia de cúrcuma, plátanos y soya.

El objetivo de la investigación fue investigar las cocinas de las poblaciones del Levante mediterráneo de la Edad del Bronce mediante el análisis de rastros de restos de alimentos, incluidas proteínas antiguas y microfósiles de plantas, que se han conservado en el cálculo dental humano durante miles de años.

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"Las especias, frutas y aceites exóticos de Asia llegaron al Mediterráneo varios siglos, en algunos casos incluso milenios, antes de lo que se pensaba", dijo Phillipp Stockhammer, miembro de la investigación arqueológica, en un comunicado. "Esta es la evidencia directa más temprana hasta la fecha de cúrcuma, plátano y soja fuera del sur y este de Asia".

Los plátanos y la cúrcuma pueden provenir del sur de Asia, mientras que la soja puede haberse originado como aceite en el este de Asia, especulan los investigadores.

Las personas en las que se encontraron estas moléculas podrían haberlas consumido como productos importados o podrían haber sido marinos o comerciantes que comieron esos alimentos en el extranjero. El estudio también reveló evidencia de alimentos típicos del mediterráneo, como el trigo y los dátiles.

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La boca humana está llena de bacterias, que continuamente se petrifican y forman cálculos. Pequeñas partículas de comida quedan atrapadas y conservadas en el cálculo creciente, y son estos diminutos restos a los que ahora se puede acceder para la investigación científica gracias a métodos de vanguardia. Paleoproteómica es el nombre de este nuevo y creciente campo de investigación.

"Nuestro estudio de alta resolución de proteínas antiguas y residuos vegetales del cálculo dental humano es el primero de su tipo en estudiar las cocinas del antiguo Cercano Oriente", dice Christina Warinner, arqueóloga molecular de la Universidad de Harvard y coautora principal del artículo.

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"Nuestra investigación demuestra el gran potencial de estos métodos para detectar alimentos que de otra manera dejan pocos rastros arqueológicos. El cálculo dental es una fuente de información tan valiosa sobre la vida de los pueblos antiguos", afirma Warinner.

Sin embargo, los hallazgos vienen con salvedades, ya que es imposible saber si estos individuos en particular simplemente habían vivido, y por lo tanto cenado, en el sur de Asia en algún momento de sus vidas antes de que sus restos terminaran en el Levante, la región del Mediterráneo oriental que ahora cubre Israel y Líbano y partes de Siria y Jordania.

Aún así, el estudio, publicado el lunes en el repositorio de las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS por sus siglas en inglés), bien puede indicar los primeros signos conocidos de comercio en Asia.

"Ahora podemos comprender el impacto de la globalización durante el segundo milenio a. C. en la cocina del Mediterráneo oriental”, concluyó Stockhammer. (I)

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