La tradicional misa de gallo que cada año oficializa el papa Francisco cambió de hora y se realizará más temprano que lo habitual para cumplir con el toque de queda que Italia reimpuso debido a la pandemia.

El papa Francisco adelantó este año dos horas la tradicional misa de Navidad del 24 de diciembre y además de los cambios en la eucaristía, el sumo pontífice impartirá la bendición del día de Navidad bajo techo, para evitar una multitud en la plaza de San Pedro.

El Vaticano dio a conocer días atrás el horario de la liturgia navideña, adaptada a las necesidades impuestas por el COVID-19. La misa del 24 de diciembre –que desde hace años no se oficia a medianoche sino a las 21:30 debido a la edad avanzada de los papas– comenzará este 2020 a las 19:30.

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El Vaticano adelantó en un comunicado que la participación de fieles católicos este año será “muy limitada”, tal como exigen las autoridades sanitarias italianas para evitar la propagación del virus.

“La presencia será muy limitada, los fieles serán identificados según las modalidades utilizadas en los últimos meses, en cumplimiento de las medidas de protección previstas y sujeto a cambios debido a la situación sanitaria”, precisa el documento.

Italia decretó días atrás un toque de queda a las diez de la noche, además del cierre de restaurantes y otras restricciones, para tratar de impedir las aglomeraciones luego de una ola de contagios y muertes en los meses de otoño.

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Ante estas restricciones que Italia enfrenta, el papa Francisco pronunciará el discurso y bendición del 25 de diciembre al mediodía desde el interior de la Basílica de San Pedro en lugar del balcón sobre la plaza, un evento que atrae siempre a miles de personas.
Hasta ahora la tradición que se mantendrá es que la misa navideña sea transmitida en directo por televisión a varios países, así como la bendición del 25 de diciembre y el mensaje del papa.

La tradicional bendición urbi et orbi, a la ciudad y al mundo, del 25 de diciembre, así como su discurso al mundo respetarán el tradicional horario del mediodía.

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El papa canceló también las audiencias generales públicas hace varias semanas cuando empezó a extenderse el contagio y se produjo un foco de infección en la Guardia Suiza del Vaticano. Desde hace días viene impartiendo sus clases de catecismo de los miércoles desde su biblioteca, como hizo durante la primera ola de la pandemia, cuando el Vaticano estaba en aislamiento total.

Se espera que el papa oficie en las vísperas y la misa de Año Nuevo en la basílica sin la asistencia de público debido a las normas de distanciamiento.

Aunque se estima que cerca de un centenar de fieles podrán asistir a las misas de Nochebuena, en la víspera de Año Nuevo, la misa por el Día Mundial de la Paz del 1 de enero y la eucaristía por la Epifanía el 6 de enero, tal como en las últimas celebraciones organizadas en la basílica de San Pedro.

En tanto, no solo las celebraciones del Vaticano se verán afectadas. En estas Navidades no hay casi nada de turistas en Belén. Los vendedores de reliquias están desesperados en unas calles casi desiertas y el clero se prepara para unas celebraciones insólitas: sin fieles pero con muchas oraciones para estos tiempos difíciles.

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En Belén, en diciembre del año pasado, una multitud de buses climatizados llevaba a decenas de miles de turistas hasta esta pequeña ciudad palestina, a menos de una decena de kilómetros de Jerusalén, detrás de un muro de hormigón construido por Israel.

En la Basílica de la Natividad, casi había codazos para contemplar, unos minutos, la cueva donde, según la tradición, Cristo nació hace más de 2.000 años. Pero este año, la basílica está vacía.

La pandemia también ha afectado a los musulmanes, quienes por estas fechas suelen organizar fiestas y decorar las mezquitas que este año estarán cerradas en su mayoría. Los musulmanes, que no creen en navidad, tendrán que celebrar y honrar a Jesús, a quien también consideran profeta, con la lecturas del Corán (su libro sagrado) en sus hogares.

No obstante, en otros territorios como Filipinas la fe ha prevalecido y miles de fieles han acudido en masa, pero con normas de bioseguridad a las iglesias para la famosa tradición del “Simbang Gabi” o “misa de gallo”, celebradas al amanecer por nueve días, que comenzaron el 16 de diciembre y finalizan mañana. (I)