Freddie Mercury declaró a Mary Austin como el amor de su vida dedicándole la canción: “Love of my life”. Su noviazgo solo duró seis años, pero la incondicionalidad de su relación trascendió la muerte del cantante. El 24 de noviembre, Mercury cumple 29 años de fallecido.

Mary, a quien Freddie se refirió siempre como su esposa aunque nunca se casaron, es la única guardiana del último deseo del líder de Queen: el destino final de sus cenizas.

No quería que nadie intentara desenterrarlo, como había sucedido con otras personas famosas. Los fanáticos pueden ser profundamente obsesivos. Él quería que fuera un secreto y seguirá siéndolo”, dijo Mary en una entrevista con el Daily Mail en 2013.

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Por entonces contó que mantuvo por dos años la urna con los restos de Freddie en su cuarto de la mansión Garden Lodge de Kensington, valuada en 22 millones de dólares, que le legó su gran amor junto con la mitad de sus bienes y un porcentaje de los derechos de autor de la banda.

“Fue difícil encontrar el momento. No quería que nadie sospechara que estaba haciendo algo fuera de lo normal. Una mañana simplemente me escabullí de la casa con la urna. Tenía que parecer un día normal para que nadie sospechara”. Ni siquiera los padres del artista supieron cuál sería el destino final de las cenizas de su hijo.

Una clave de esa lealtad inclaudicable se vislumbra en una entrevista que Mercury dio en 1985: “Todos mis amantes me preguntan por qué no pueden reemplazar a Mary, pero es simplemente imposible. Es la única amiga que tengo, y no quiero a nadie más. Para mí es mi esposa. Para mí fue un matrimonio. Creemos el uno en la otra, y eso es suficiente para mí”.

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Mary era de origen humilde y su vida cambió por completo cuando empezó su romance, casi en secreto, con el músico. Lo acompañó en los primeros años de éxito de su carrera. “Crecimos juntos”, dijo en aquella entrevista al Daily Mail. Eran días felices: ella lo acompañaba a las grabaciones y en las largas noches que pasaba componiendo. “Solo ha habido dos personas que me han devuelto tanto amor como yo les di. Mary, con quien tuve una larga aventura, y nuestro gato, Jerry”, decía Freddie.

Mary fue un apoyo incondicional en esos últimos días del cantante antes de aquel 24 de noviembre de 1991 que enlutó al mundo. Había planeado envejecer con ella, pero la intensidad electrizante de su voz se apagaría apenas a los 45 años. Por esos días fue cuando Mercury le reveló que tenía pensado dejarle la mansión en la que Mary vive hasta hoy, a sus 68 años: “Si las cosas hubiesen sido distintas, serías mi esposa y todo esto sería tuyo de todas formas”. (I)