La idea surgió en esas conversaciones que tienen los amigos, en esos diálogos donde hay confianza para contar algún anhelo que se trae en el corazón, por más disparatado que parezca.

René Paredes y Fernando Freire tenían un anhelo en común: rendir un homenaje al ferrocarril, a Durán como cantón ferroviario, a la historia, a sus familiares que formaron parte de la institución pública que administró este sistema de transportación, como Víctor, padre de René, quien fue gerente por varias ocasiones; o Leonidas, padre de Fernando, fogonero (persona que alimenta el fuego de la locomotora).

"Algún día conversé con mi amigo Fernando y él tenía la idea de venir de Quito a Durán caminando, pero decíamos que a nuestra edad era difícil. Entre investigaciones, curioseando vi algo que hacen en Europa con la bicicleta en las rieles", cuenta Paredes, de 61 años, sobre el origen del proyecto.

Publicidad

Con la ayuda de su primo, el mecánico Leonardo González Arias, de 44 años, se construyó un transporte compuesto por dos bicicletas con un armazón que se fija perfectamente sobre el camino metálico. Estas bicicletas tienen un componente eléctrico, que sirve de apoyo en zonas con pendientes pronunciadas. El prototipo cuenta con capacidad de carga, para la ropa e insumos necesarios.

"Es un medio de transporte que tiene que regresar. En este momento no tenemos ferrocarril y hay pueblitos que se conectaban y vivían económicamente con este medio de transporte, que se están volviendo como pueblos fantasmas", comenta Paredes y añade que con la ayuda del periodista Bolívar Sánchez Flores se documentará en fotografía y video la travesía de unos 440 kilómetros, que iniciará el 25 de noviembre y finalizará el 14 de diciembre, si no se presentan contratiempos.

Hasta ahora, la principal preocupación de los viajeros está en la solvencia para sortear gastos: han recaudado el 60% de los aproximadamente $12 mil necesarios, con la ayuda del Municipio de Durán. Por ello, los entusiastas buscan otras fuentes de financiamiento.

Publicidad

Fernando Freire, integrante del colectivo cultural duraneño Pata de Cabra, reconoce que será una experiencia dura, pero a la vez gratificante porque la recolección de datos servirá de mapeo sobre la situación actual de la línea férrea.

"Hace año y más hemos recorrido la vía, pero a raíz que el tren entró a la venta (Ferrocarriles del Ecuador entró en liquidación) han comenzado a desaparecer pedazos de riel. Hay tramos donde no se puede transitar. Ha desaparecido la riel, pero para eso está el proyecto. No habrá obstáculo que nos detenga. Cargaremos las bicicletas para seguir avanzando. Es una locura lo que vamos a hacer", comenta Freire, de 62 años de edad.

Publicidad

Los cuatro viajeros realizarán la travesía en dos prototipos de bicitrén. Según el plan, recorrerán hasta 40 kilómetros cada dos días.

Adversidades

Ferrocarriles del Ecuador entró en liquidación en mayo pasado por decisión del presidente Lenín Moreno, como parte de las medidas de reducción del gasto público ante la crisis económica que vive el país. Sin embargo, el Gobierno busca concretar una alianza público-privada para rescatar la red ferroviaria, declarada patrimonio cultural de la nación.

#FotografíaPatrimonial | "Choza de adobe con techo de paja en la sierra, junto a los rieles del ferrocarril, en la década de los 30's". Colección Julio Enrique Estrada Ycaza, 1930 - 1940.

Este es un episodio más de las adversidades que ha enfrentado este sistema de transportación desde que se inició su construcción en 1861, en el gobierno de Gabriel García Moreno. En 1899, se reinició la construcción, durante la presidencia de Eloy Alfaro, quien anhelaba una conexión entre la Costa y la Sierra con el ferrocarril.

Nueve años después, la locomotora ingresó a Chimbacalle, Quito.

Publicidad

En 2010, el entonces presidente Rafael Correa decide rehabilitar la empresa y le cambió el nombre a Ferrocarriles del Ecuador y desde ese año hasta el 2015 se invirtieron unos $400 millones en recuperar el sistema.

El tren no muere

René Paredes y Fernando Freire insisten, durante la entrevista, en una máxima del historiador duraneño Carlos Morán: "Por nuestras venas no corre sangre, corren trenes". Con ese misticismo, ellos, junto con sus dos amigos que los asistirán, se enfrentarán al caprichoso tiempo de la serranía y las necesidades propias de sus organismos. (I)