Desde que ocurrió el golpe de estado que derrocó a Salvador Allende de la presidencia de Chile en 1973, se intuía que lo ocurrido era parte de la "Guerra Fría" que llevaban adelante Estados Unidos y la Unión Soviética.

Las estrategias de para evitar que el comunismo se implantará más y mejor que lo que había pasado en Cuba llevaron al entonces presidente Richard Nixon a mirar de mala manera que en Chile un socialista llegue al poder con votos.

Desde antes de su victoria la situación en Chile ya era vigilada por la Casa Blanca, según nuevos documentos revelados recientemente.

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Poco más de 50 años desde que Allende llegó al poder (3 de noviembre de 1970) el Archivo de Seguridad Nacional estadounidense ha publicado documentos que dejan totalmente de lado la versión que en esos años el gobierno de Nixon (1969-194) contaba de que pese a la diferencias no había tratado de desestabilizar al gobierno de la Unidad Popular.

Estos papeles, según una publicación de El País, muestran que desde antes y durante el gobierno mantuvo una estrategia de para ayudar a presionar a Allende.

Según Peter Kornbluh, un analista senior encargado de Chile del Archivo de Seguridad Nacional, una ONG que analiza documentos desclasificados en Washington, los documentos muestran un propósito deliberado socavar al gobierno para que no tenga posibilidades de éxito su socialismo ni pueda ser emulado en otros países.

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Este tipo de documentos habían sido desclasificados luego de la detención del dictador Augusto Pinochet, en 1998.

El temor de Nixon en los 70 era que si se implantaba una política marxista antiamericana en medio de la "Guerra Fría" otros países podían seguirlo, ya sea en América o en Europa.

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Los documentos también habla de las diferentes dentro del gobierno de Nixon sobre cómo actuar, pues estaban los que querían una estrategia directa y otros que preferían una a largo plazo, así como apoyar a la oposición hasta las siguientes elecciones para no dañar la credibilidad frente al mundo ni aumentar el nacionalismo contra EE. UU.

También se indica que fue Henry Kissinger quien convenció a Nixon de mejor aplicar una estrategia a largo plazo y no intervenir de inmediato para que no se convierta en una nueva Cuba.

Entre los métodos usados, según los papeles, estaba colaborar con otros gobiernos de la región, en especial Brasil y Argentina. Además de ver la manera de cómo cortar las posibilidades de éxito que llegara a tener.

Para el historiador chileno Iván Jaksic la publicación de estos documentos -algunos con conversaciones textuales del presidente Nixon- deja totalmente de lado cualquier tipo de especulación y cuenta de manera clara lo ocurrido. (I)

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