El ecuatoriano Julio César Mora Tapia, de 110 años, falleció la noche del jueves en su domicilio de Quito, poniéndose fin así al que era, según el libro de récord de Guinness, la pareja de casados más longeva que había en el planeta.

Fuentes de la familia indicaron a la agencia Efe que Mora Tapia murió a eso de las 23.00 “al lado de su esposa Waldrita”, Waldramina Maclovia Quinteros Reyes, de 104.

Publicidad

“Cuando Cecilia, su hija, entra a verles le encuentra sin vida a su padre”, dijeron la fuentes.

El anciano, que desde agosto pasado tenía con su esposa el récord Guinness a la pareja más longeva de casados y que oficialmente falleció por “demencia no especificada”, será inhumado este viernes en uno de los cementerios de la capital.

Publicidad

El matrimonio, que estuvo unido 79 años e ingresó en el Libro de Guinness en agosto, tuvo cinco hijos -el mayor de ellos fallecido cuando tenía 58 años-, 11 nietos, 21 bisnietos y 9 tataranietos.

Julio César y Waldramina, que han dedicado su vida a la docencia, compartieron además una curiosa historia de romance que empezó cuando eran muy jóvenes, en torno a los veinte años de edad.

Según el relato de Guinness, ella solía visitar a una de sus hermanas, durante el periodo de vacaciones, en un edificio en Quito donde vivía Julio César.

Y es que el esposo de su hermana era primo de él, y fue así como se conocieron y granjearon, primero, una buena amistad que se consolidó con siete años de noviazgo, al final del cual se casaron.

En una entrevista con Efe hace tres meses, Waldramina dijo que Julio César le encantó por su potencial literario, sobre todo por las poesías que escribía, mientras que él fue atrapado por la belleza, el gran corazón y el firme carácter de ella.

La pareja decidió casarse el 7 de febrero de 1941. Fue una celebración íntima y secreta, ya que los familiares de los novios no estaban de acuerdo con el matrimonio. Sin embargo, estuvieron acompañados de sus padrinos y amigos más cercanos. Esta unión se llevó a cabo en la iglesia más antigua de Quito, “La Iglesia de El Belén”.

Aura Cecilia, una de sus hijas, relató a Guinness World Records que ellos disfrutaban de compañía mutua, ir al cine, al teatro, tener reuniones con personas cercanas en casa. Les encanta sembrar y cosechar plantas para compartir los frutos con la familia y amigos, mediante cenas que se convierten en momentos gratos e inolvidables.

Julio y Waldramira hablaron sobre lo que consideran los puntos claves a tener en cuenta para lograr un matrimonio duradero y feliz.

"El amor y madurez que tuvimos como pareja desde el inicio del matrimonio nos permitió conocernos y crecer emocionalmente para definir nuestro futuro. No fue fácil porque las familias no tenían buena relación de amistad, mas con el tiempo y paciencia pudimos unirlas y pasamos a ser ejemplo y el mejor referente para las generaciones más jóvenes."

"El respeto, la compasión y consideración con que mantuvimos nuestra relación fue muy importante, nunca discutimos o peleamos. Hubo desacuerdos, más, no fueron notables para ninguno de nuestros hijos a quienes también queríamos respetar y amar."

“Formula secreta = amor + madurez + respeto mutuo"

A pesar de los cambios y dificultades que enfrentaron por causa de la pandemia del Covid-19, ellos siguieron colmando su vida de ánimo y optimismo. Esperaban que se encuentre una solución rápida para volver a estar en contacto con sus familiares y seres queridos.

Ser la pareja de casados más longeva del mundo tenía mucho significado para ellos y estaban muy agradecidos con Dios por permitirles vivir más de un siglo de existencia acompañados el uno del otro.

Los esposos ecuatorianos lograron superar a los recordistas anteriores Charlotte Henderson y John Henderson de Estados Unidos con una edad combinada de 212 años y 52 días.

Esto dijeron para Guinness en agosto: "Para nosotros Julio César y Waldramina es un gran honor y motivo de sano orgullo tener un título de Guinness World Records. Es verdad que en este momento es difícil porque estamos agobiados por una pandemia que afecta a todo el mundo y todavía no tenemos un camino de solución, pero el primer paso es que nos disciplinemos, respetemos y amemos la vida de cada uno. También es un recordatorio para heredar a nuestras generaciones, el ejemplo de ser digno para seguir adelante". (I)