En cada faena diaria los pescadores de la caleta de Las Piñas capturan entre 1500 y 2000 libras de pescado. El cabezudo, congo y camotillo son las principales especies que se recogen en ese poblado manabita.

Parte de las capturas la acaparan comerciantes que llegan de otros lados de Manabí y adquieren lotes de la pesca. El remanente lo venden, al menudeo, los 120 pescadores que laboran en unas 40 embarcaciones.

Al llegar a los mercados de las ciudades, esa pesca suele pasar por dos o tres intermediarios, una cadena que va elevando los precios y que incluso genera mejores márgenes de ganancia al que obtiene el pescador.

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Un catálogo -con versión física y virtual- que recoge parte de la oferta pesquera de las caletas artesanales intenta reducir esa intermediación y dar la oportunidad a los artesanos de vender directamente su producción.

La Asociación de Producción Pesquera Artesanal Eloy Alfaro, de Las Piñas, consta el catálogo en el que hay 33 organizaciones con la oferta de sus principales productos. Allí hay números telefónicos de los dirigentes para negociar y realizar pedidos.

Eduardo Mendoza, dirigente de esa asociación, señala que a través de ese canal esperan que se puedan generar ventas directas, que representen mejores ingresos para el pescador, en momentos que el sector está golpeado por los efectos del COVID-19.

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"No va a solucionar todos los problemas del sector, pero será de ayuda para vender", asegura el dirigente, quien agrega que están trabajando para ofrecer el producto empacado.

El Ministerio de la Producción, a través del Viceministerio de Acuacultura y Pesca, trabajó en este catálogo como parte de las acciones para tratar de dinamizar la economía del sector. En estas acciones hay apoyo del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el proyecto de Cadenas Mundiales Sostenibles de Productos del Mar.

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"La idea es ayudar a poner los productos de la manera más directa y que esos dólares de la intermediación se queden con el pescador artesanal y que el consumidor tenga un producto más barato", indica Andrés Arens, viceministro de Acuacultura y Pesca.

Según el funcionario, la premisa es que se concreten ventas pequeñas y en volúmenes importantes, con clientes que antes no tenían contacto con los pescadores artesanales.

Dependiendo de la capacidad logística y el monto de los pedidos, los pescadores están dispuestos a responder a entregas fuera de sus caletas. Fabián Cruz, presidente de la Cámara de Pesquería de El Oro, dice que ellos están en la posibilidad de entregar camarón, cachema, corvina, robalo, lisa y hojita, según la temporada.

En estas semanas, hay una mayor captura de corvina. Cruz dice que por la pandemia los precios bajaron y debido a las restricciones tuvieron complicaciones para sacar el producto a otras provincias. Ellos organizaron ferias para evacuar las capturas.

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Cruz tiene la expectativa de que a través de los pedidos que se generen por el catálogo se pueda tener una mejor capacidad para negociar con los compradores. La corvina en el muelle se vende entre 1,60 y 2,40 dólares la libra, según el peso del pescado.

Ya un primer comerciante de Guayaquil se comunicó con él a través de este catálogo para tratar de llegar esta semana a una negociación con un pedido.

"Ojalá esto pueda ayudar a los pescadores para que el producto tenga un mejor valor, hoy los precios están muy bajos y no da para el sustento", dice Manuel Averroes, dirigente de la Asociación Pesquera Artesanal de Ayangue, que oferta pampanito, lenguado y sierra. (I)

La veda, un aspecto que preocupa a pescadores de pelágicos

Los pescadores pelágicos pequeños están inquietos por el nuevo periodo de veda que se pretende fijar.

Asociaciones de pescadores señalan que una veda en este segundo semestre causaría más estragos en la economía y plantean que se considere el periodo desde el 23 de diciembre de 2020 hasta el 6 de febrero de 2021.

Durante el periodo de veda se pretende prohibir la capturar de especies como la sardina, pinchagua, macarela, chuhueco, hojita, entre otras. Parte va para consumo humano y otro se usa para elaborar harina de pescado.

Andrés Arens, viceministro de Acuacultura y Pesca, asegura que las vedas permiten que los peces tengan la oportunidad de reproducirse, desovar y convertirse en alevines. "La justificación es científica y no porque solo se quiere hacerla", dice.

El Instituto Público de Investigación de Acuicultura y Pesqueros debe determinar el momento para hacer la veda.

Dirigentes de la flota de los chinchorreros también piden modificaciones a ley de pesca por las altas sanciones que se estipulan por pescar en la zona dentro de las 8 millas, que son para los artesanales.

Los pescadores alegan que los barcos pequeños sufren daños más allá de esas millas y esgrimen que no se puede comparar un barco de madera de hasta 22 metros con un verdadero barco industrial.

Arens indica que una de las soluciones que se buscará es la recategorización, donde se establecerán subcategorías dentro de la pesca industrial y artesanal.

El viceministro sostiene que el acuerdo que regula las 8 millas viene desde los años 80, sino que ahora se controla más. (I)