El anuncio que hizo el rey emérito Juan Carlos I a inicios de la semana de que se irá a vivir fuera de España tomó desprevenidos a la mayoría de los españoles y causó sorpresa en todo el mundo.

La salida del país del exmonarca culmina un periodo de deterioro de su imagen luego de que en los últimos meses se publicaran en España una serie de informaciones sobre un presunto dinero oculto que tenía en Suiza y la donación que hizo de unos 65 millones de euros a su entonces amiga íntima Corinna Larsen, al margen del fisco.

La Fiscalía del Tribunal Supremo español está investigando el origen de la suma ingresada en Suiza en la fundación Lucum, radicada en Panamá, para determinar si eran comisiones abonadas por Arabia Saudí por la construcción del AVE español a la Meca, la línea ferroviaria de alta velocidad que une Medina con La Meca, en Arabia Saudita.

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Larsen, una empresaria danesa-alemana vinculada desde hace tiempo al antiguo rey, testificará en el caso en la investigación en septiembre por pedido de la Fiscalía.

Juan Carlos I, rey de España entre 1975 y 2014, disfrutó de una imagen impecable durante muchos años como una parte muy importante de la transición y consolidación democrática de España tras la dictadura de Francisco Franco.

El exmonarca durante su reinado fue homenajeado en numerosos países como figura política clave y ‘símbolo’ para la democratización en países de América Latina y también es recordado por su emblemática frase “¿Por qué no te callas?”, la que, ya colmado por las interrupciones del entonces presidente venezolano Hugo Chávez, le dijo en la sesión plenaria de la XVII Cumbre Iberoamericana en 2007.

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“La figura del rey emérito está muy resentida”, dice el politólogo español Manuel Buñuel, profesor de la Universidad Pablo de Olavide, y agrega que la salida del país del ex jefe de Estado “era la opción más lógica mientras se destaca la figura de su hijo, Felipe VI, como un monarca renovador de la institución”.

La familia real española en la juramentación del rey Felipe VI en el 2014 tras la abdicación de su padre. AFP

Tras la publicación de los artículos en contra del exrey, según los cuales el rey Felipe es beneficiario de una cuenta en el extranjero, el monarca renunció a cualquier futura herencia de su padre. Felipe además despojó en marzo al rey emérito del subsidio anual de $228 000.

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Ante el anuncio de la salida del rey emérito del país, la casa real emitió un comunicado en el que el rey Felipe VI comprendía la decisión de su padre y le transmitía “su sentido respeto y agradecimiento”.

Hasta el momento el destino actual del ex jefe de Estado español sigue siendo desconocido, pero Portugal y República Dominicana encabezan las hipótesis de su paradero.

No obstante, el anuncio del exmonarca elevó las tensiones entre los partidos políticos del país y algunos pidieron la abolición de la monarquía.

El exrey Juan Carlos y su hijo Felipe en un desfile militar en el 2008. AFP

El partido de izquierda Unidas Podemos, socio minoritario de la coalición de Gobierno, dijo que quiere un debate público sobre la creación de una nueva república. “No existe motivo alguno para continuar cargando con una monarquía carente de los mínimos valores éticos”, señalaron en un comunicado.

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Pero el Partido Socialista, que encabeza el ejecutivo y es liderado por el presidente de Gobierno Pedro Sánchez, no ha mostrado disposición alguna a seguir ese camino y declaró su apoyo al rey Felipe.

Sin embargo, para varios especialistas en política y monarquía española, el exrey se vio forzado al exilio.

“Se trata de una salida involuntaria”, señala Paloma Román, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid y dice que considera que Juan Carlos I “fue presionado por el Gobierno, por su propio hijo”.

“No es un rey que huye. Es un rey que le echan” y que “se va para evitar que sus problemas puedan contaminar la institución” real, apunta Abel Hernández, periodista y autor de varios libros sobre el rey. (I)