En más de seis meses y medio el COVID-19 ha infectado a más de 13 millones de personas en todo el mundo y ha demostrado que nadie está libre de contraerlo. La enfermedad, que se convirtió en pandemia, ha infectado a ciudadanos de todas de las edades y clases sociales, e incluso a mandatarios y personalidades políticas que debido a sus actividades mantienen constante contacto con la gente.

Hasta el momento en la región tres presidentes han informado que están infectados por el nuevo coronavirus. El primero fue el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien confirmó su contagio y el de su esposa el 17 de junio. Tres semanas después, el 7 de julio, el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, un escéptico de la pandemia, se convirtió en el segundo jefe de estado con el virus y solo dos días después, la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, se sumó a la lista.

Hernández, quien ya se encuentra recuperado, cumplió un aislamiento forzado en el Hospital Militar y desde ahí atendió sus funciones haciendo teletrabajo.

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"No le deseo esto a nadie, yo quisiera que ninguno de nuestros compatriotas se contagiara, que ningún ser humano pase por la angustia de estar entre la vida y la muerte, como la pasamos los infectados", expresó el mandatario, conocido como JOH, al ser dado de alta el pasado 2 de julio.

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, y su esposa, Ana García (i), se contagiaron del virus. ARCHIVO

El jefe de Estado agregó que "definitivamente la visión de la vida cambia cuando uno siente que la muerte le rodea" y que al COVID-19 hay que respetarlo y aprender a convivir con él, con todos los cuidados necesarios.

Honduras registra hasta el momento más de 29 000 casos del virus y más de 800 muertes. Según expertos, en el país el número de casos seguirá creciendo, incluso en agosto y amenaza con empeorar el panorama económico para el empobrecido país centroamericano, de 9,3 millones de habitantes.

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La pandemia también se está acelerando en Brasil, el país con más casos en toda la región y el segundo en el mundo después de EE. UU. Su presidente, Jair Bolsonaro, quien ha dado positivo dos veces al examen de coronavirus, reiteró que su tratamiento con hidroxicloroquina está funcionando, aunque la eficacia del medicamento no está comprobada científicamente.

Pese a la gravedad de la pandemia en el país, el mandatario mantenía una rutina muy activa que incluía salir a la calle a saludar a sus simpatizantes, muchas veces sin utilizar mascarilla y es probable que se haya contagiado durante una de estas salidas.

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"Estoy bien, gracias a Dios... aún soy positivo para el coronavirus", dijo Bolsonaro el miércoles en una transmisión a través de Facebook Live desde los jardines de su residencia oficial en Brasilia, donde es atendido por el equipo médico de la Presidencia y está rodeado solo de personas que ya tuvieron la enfermedad.

El presidente Jair Bolsonaro ha sido visto alimentando a los ñandús de los jardines de la residencia presidencial en Brasilia. AFP

Bolsonaro, quien durante toda la pandemia se ha mostrado contrario a las cuarentenas aplicadas en los estados y calificó a la enfermedad como una simple gripe, aboga por la vuelta a la normalidad para evitar una debacle económica en el país que registra más de 75 000 fallecidos y 1,9 millones de casos confirmados de COVID-19.

En Bolivia, la presidenta Áñez también se encuentra en aislamiento y otros cinco ministros están en la misma situación, en estos momentos el Gobierno en el país se conduce en gran medida de manera virtual.

La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, adoptó la modalidad de teletrabajo para continuar con las actividades de Gobierno. ARCHIVO

La crisis sanitaria golpea severamente al país. Las ciudades de La Paz y su vecina El Alto encabezan los reportes diarios de contagios del Ministerio de Salud y han superado a Santa Cruz y Cochabamba, epicentro de la pandemia con más del 50 % de los 60 000 infectados que tiene Bolivia que bordea los 200 decesos por el virus.

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La pandemia golpeó a Bolivia en marzo cuando el país intentaba salir de una violenta crisis política derivada de la renuncia del presidente Evo Morales por sospechas de fraude electoral. Áñez debió hace frente a la emergencia sanitaria con un sistema de salud precario por años de desatención y que en estos momentos se encuentra colapsado. (I)