La pandemia sigue acumulando víctimas, aunque el panorama ya no es el mismo que al inicio. La tragedia que azotó a Guayas, Santa Elena y Manabí ha menguado; mientras, las muertes en Santo Domingo de los Tsáchilas y Tungurahua han ido creciendo paulatinamente, tanto que ahora son estas las provincias con mayor tasa de mortalidad
Esto se refleja en un análisis realizado por EL UNIVERSO sobre las defunciones inscritas en el Registro Civil. Estas estadísticas incluyen fallecimientos no solo por COVID-19, sino por todo tipo de causas. Constan, por ejemplo, pacientes con enfermedades crónicas que no pudieron ser atendidos debido al colapso de los hospitales.
Este Diario encontró que entre el 1 de marzo y el 15 de junio de este año se registraron 20 373 defunciones por encima del promedio de los dos años anteriores. Esta cifra puede incrementarse en los próximos días, pues muchos fallecimientos son inscritos incluso con semanas de retraso.
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Por su parte, el Ministerio de Salud Pública registró hasta el viernes 4156 fallecidos confirmados por coronavirus y otros 2818 probables. Estos últimos no son tomados en cuenta en las estadísticas que lleva la Organización Mundial de la Salud para estudiar el avance de la pandemia del COVID-19.
En Guayas y Santa Elena se inició una oleada de mortalidad entre la segunda y tercera semana de marzo, que se aplacó a mediados de mayo, aunque el registro de defunciones sigue por encima de los niveles históricos en esas provincias.
La epidemióloga Andrea Gómez Ayora explica que cuando una pandemia provoca olas fuertes, la población responde con cuarentenas rigurosas, las cuales detienen la propagación del virus y, por eso, el descenso de la ola también es brusco. Las estadísticas del Registro Civil muestran que eso sucedió en Guayas y Santa Elena.
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Aparte de estas provincias, las más afectadas hasta el momento han sido El Oro, Manabí y Los Ríos, en ese orden. Estas registraron incremento de muertes en marzo y abril, pero han tenido descensos significativos en las últimas semanas, aunque hay que tomar en cuenta que los datos más recientes son parciales debido al retardo de las inscripciones.
Algo parecido ocurre en Chimborazo y Cañar, donde la afectación ha sido menor.
Gómez alerta que muchas defunciones se registran hasta con un mes de rezago. Por eso recomienda tomar con prudencia las cifras.
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La falta de datos actualizados y completos ha sido un problema en Ecuador durante la pandemia, apunta la experta. El inconveniente se da en las cifras del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional y del Registro Civil. “No nos muestran el ahora, que es lo que nos interesa para poder prevenir”, apunta.
Santo Domingo de los Tsáchilas, Tungurahua y Pichincha han tenido un incremento paulatino de la mortalidad. Entre finales de marzo e inicios de abril rebasaron el promedio de los años anteriores y las cifras siguen subiendo. Lo mismo sucede en Cotopaxi y Napo, que superaron ese promedio a mediados de mayo. Esmeraldas y Bolívar también presentan sus registros por encima del nivel histórico.
El resto de provincias se mantiene en los rangos de los años anteriores. Loja y Morona Santiago, que hace dos semanas, tenían menos muertes que el promedio histórico, han subido sus registros. Incluso parece que la provincia amazónica empieza a superarlo.
Gómez apunta que el objetivo es conseguir el crecimiento lento de la curva. Eso se logra con vigilancia epidemiológica: testeo masivo, detección temprana de casos, aislamiento efectivo y activación de cercos epidemiológicos; también con prevención y fortalecimiento de hospitales. (I)
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