Formar a Baldemar y Emanuel, de 5 y 4 años respectivamente, es una gran responsabilidad para Clemente Rendón, ya que “ayudas a un niño, adolescente, un individuo, a convertirse en un profesional que sea un aporte para la sociedad”.

Todos los días edifica su hogar para que sus hijos se críen llenos de amor. Clemente quiere ayudarlos, cuando sean grandes, a escoger y practicar una profesión que los llene y que el beneficio material sea lo último en lo que piensen.

Lo más difícil de criar a sus hijos es evitar la influencia externa, y que puede ser nociva, de una sociedad que ha cambiado vertiginosamente.

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Les enseña a cómo tratar de forma adecuada a las niñas y les inculca valores éticos y morales para que sean “muy humanos” y empáticos con ciertos problemas de la sociedad.

El tiempo que se debe dedicar a nuestros hijos debe ser mayor, pero la sociedad lo ha reducido”, dice. (I)