La carne de mono está dentro de lo que se conoce como carne de monte, que proviene de la cacería de animales silvestres y es para algunas comunidades del oriente una tradición. Sin embargo, su caza está disminuyendo la población de varios tipos de primates, algo que también traería problemas impactos ecológicos negativos en esos sitios en el futuro.

Galo Zapata, director científico de la Wildlife Conservation Society (WCS) Ecuador -organización que tiene 20 años en el país- presentó hace unas semanas un reporte sobre el impacto de la cacería comercial en las poblaciones de primates en la zona del Parque Nacional Yasuní -en el marco de un estudio que viene realizándose desde hace 15 años-, en la que afirmaron que cuatro especies están disminuyendo su presencia por metro cuadrado: mono araña, mono ardilla, machín blanco y el mono chorongo.

Los más amenazados

De estos los más afectados son el araña y el chorongo por su carne, puesto que se puede obtener hasta unos 8 kilos. Ambos son animales que se alimentan casi 100% de frutas, lo que hace, según gente que los ha comido, que su carne tenga un sabor muy bueno en comparación a la de un mono aullador, que es grande -hasta 6 kilos-, pero su alimentación es casi 100% de hojas y no es muy apetecido.

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En cuanto a los monos machín y ardilla, estos son mucho más pequeños -de 2,5 kg y menos de un kilo, respectivamente- y este último se lo captura más para venderlo como mascota. Mientras que el machín blanco presenta un disminución de su población por la cacería de subsistencia, según una de las hipótesis de la investigación.

Otra de las causas podría ser que estas dos especies pequeñas son afectadas por la ruptura de un sistema de facilitación en el cual ambas pasan mucho tiempo juntas y cuando disminuye una la otra también lo hace porque solos son menos eficientes para encontrar comida y ver a los depredadores.

Actualmente, se estima que hay 23 monos chorongo por cada kilómetro cuadrado (km²) en zonas de control o libres de cacería, mientras que en zonas en las que es permitida la cacería el número disminuye a 8 ejemplares. En el caso de los monos araña se estima que existen 18 ejemplares en áreas de control y en las de cacería solo 2 de estos monos por km². Por lo que podrían considerarse "funcionalmente extintos", es decir, ya no hay la cantidad suficiente para que cumplan su trabajo ecológico de dispersión de semillas que ayuda a regenerar el bosque. Si esto falta, puede que se vean cambios ecológicos en 15 o 20 años.

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De acuerdo con WCS, obtenidos entre 2005 y 2011, anualmente se llegaban a vender cerca de 13 toneladas de carne de mono, lo que equivaldría a 45 hectarias de bosques sin animales, es decir, pérdida de vida silvestre.

La caza comercial es ilegal en Ecuador y es penada por ley. Solo se permite la caza de subsistencia sin fines comerciales, por ser el medio a través del cual poblaciones indígenas consiguen la proteína para su alimentación en sus territorios.

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Pero tradiciones antiguas que aún mantienen comunidades indígenas con poder adquisitivo y que ahora viven en zonas urbanas de ciudades amazónicas como Tena, Lago Agrio o Coca, hacen que siga la demanda por la carne de monte. Además de que una libra de carne de mono puede costar alrededor de $3 o $4 y en una boda, bautizo o primera comunión puede llegar a consumirse hasta dos toneladas. Es un símbolo de estatus.

Entre los que más consumen carne de mono en la zona del Yasuní están los waoranis y kichwas, que lo hacen como parte de sus prácticas culturales. Sin embargo, algunos de ellos también se dedican a la cacería comercial, la mayoría asentados cerca de carreteras, que más allá de su costo ambiental por la construcción, provocan que cazadores ilegales tengan acceso a más zonas habitadas por estos animales.

WCS ha recogido datos para comparar la población de primates entre 2005 y 2020 en tres zonas del Yasuní: una cerca a una carretera fuera del parque, una cerca a una carretera dentro del parque y una que estaba a más de 50 km de cualquier carretera, lo que la hacía más propensa a la vida silvestre. La última se cambió por otra desde 2015 porque la anterior ya tenía una carretera relativamente cerca.

"Las diferencias fueron muy grandes. En la tercera había una gran cantidad de animales en comparación a las otras dos", dice Zapata, quien cuenta que en el pasado, entre 2005 y 2011, hicieron un monitoreo de un mercado de la zona en la que se vendia carne de monte, pero luego de que la marina comenzo a hacer más controles y el negocio ilegal que se hacía abiertamente pasó a la clandestinidad, complicando el monitoreo.

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¿Hay soluciones posibles?

Para WCS una solución sería manejar la caza de subsistencia, trabajando con las comunidades en un programa de manejo de fauna silvestre.

Con esto se busca disminuir la extracción de carne de monte a través de generar fuentes alternativas de proteína, como con la crianza de pollos o de peces nativos. WCS indica que está implementando programas con este fin.

"Ventajosamente la mayor parte de especies, ya hablando no solo de primates sino de mamíferos en general que la gente caza para comer, la mayoría pueden ser manejados y mantener poblaciones a largo plazo y ellos (las comunidades) tener ciertos niveles de cacería. Ahora, hay algunas especies que son tan sensibles a la cacería que necesitarían de vedas totales, como los monos araña, tapires, pecaríes de labio blanco", apunta Zapata, quien concluye que con el caso de la cacería comercial, al ser ilegal, solo se puede aumentar los controles.

Asimismo, se debe evitar abrir nuevas carreteras en la zona del Yasuní porque despierta el intereés comercial de las cacerías ilegales y esto podría causar un colapso ecológico de poblaciones silvestres como la de los primates.

Para ello las operaciones para sacar el petróleo podrían ser por vía aérea, algo que ya se ha hecho en el pasado. (I)