Pacientes con insuficiencia renal crónica que reciben las sesiones de hemodiálisis en ocho centros médicos temen que este servicio se interrumpa por falta de insumos médicos, de bioseguridad y falta de personal en estas unidades. Esto, debido a que el Ministerio de Salud (MSP) les adeuda ya 9 meses por la atención. El último pago que recibieron fue por los servicios dados en junio del 2019.

“No pueden parar la atención porque nos matarían”, dijo Rubén, de 58 años, quien hace cerca de un año padece de insuficiencia renal crónica. Él pide al MSP que se apiaden de ellos y cancelen lo adeudado a las clínicas.

En enero, afirmó el directivo de un centro, el Gobierno les solicitó las facturas de julio, agosto y septiembre del año pasado, pero aún no les han cancelado a Dialycen, Integradial, Cenagsa, Surmedial, Inri (de la Zona 8), Dialrios (Zona 5) y Metrodial y Renalcentro (Zona 4). A estas ocho unidades se les adeudan $4 millones por esos tres meses, refirió.

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“Sabemos que ya han pagado a unas clínicas, pero a nosotros no, queremos que se investigue por qué a unas sí y a otras no”, indicó el administrador de una unidad de Guayaquil.

Cristina Freire, vocera de estas unidades, afirmó que se sienten discriminados. “El miércoles 25 de marzo se desembolsó $4 millones a ocho centros de diálisis, sin embargo, a nosotros no nos dieron nada... La atención está a punto de suspenderse porque los pacientes y el personal de nuestras unidades están desprotegidos”.

Por la falta de recursos, a los centros le quedan contados insumos médicos y de bioseguridad. En dos centros de Guayaquil tienen implementos para trabajar unos diez días más.

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La continuidad de este servicio está en riesgo. “Todos los días hay que hacer maromas para comprar, estamos abastecidos para tres, cuatro días, y de ahí otra vez entramos a crisis de no saber de dónde conseguir”, afirmó la administradora de un centro de Guayaquil.

Otro directivo añadió: “Ahora redoblamos el uso de implementos de bioseguridad para pacientes y personal, y todo (costos de insumos) se ha multiplicado por 10, no nos dan crédito, todo lo quieren de contado y no tenemos cómo pagar”.

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Los dueños de algunas clínicas, dijo la representante de otro centro, han realizado varios préstamos para pagar a los proveedores, pero no les alcanza para asumir todos los gastos generados.

La atención podría suspenderse si se quedan sin personal médico. A sus trabajadores les adeudan dos meses de sueldo. Hasta enero les pagaron.

“No queremos dejar de atenderlos porque morirían los pacientes en sus casas, pero no sabemos qué más hacer”, comentó Shirley Machado, jefa de enfermeras de una de las clínicas, quien aseguró que por la falta de sus ingresos ha tenido que racionalizar al máximo los alimentos: “Si a mis hijos les doy el almuerzo, no meriendan”.

En estos centros, que contaban con 400 trabajadores, laboran actualmente con un 60 % de su personal. El 40 % ha renunciado, se ha enfermado o faltan por no tener medios de transporte para movilizarse.

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“Si se me termina el personal, con quién atiendo. No es que pongo a otra enfermera y ya. Son enfermeras especializadas en atención a pacientes renales, tienen que saber manejar los equipos de hemodiálisis”, explicó el director de un centro.

A diario laboraban 9 enfermeras regularmente, pero el lunes pasado solo acudieron 3, dijo preocupada la administradora de una clínica del norte de Guayaquil. “Han ido disminuyendo, hace una semana había cinco, ahora solo hay tres”, dijo una paciente de 26 años.

Este Diario solicitó información al Ministerio de Salud, pero ayer se indicó que estaban preparando las respuestas.

Un 35 % de pacientes faltan a las sesiones de hemodiálisis

El 35 % de pacientes con insuficiencia renal crónica, de unos 2000 que se atienden a través del Ministerio de Salud en ocho centros de diálisis, faltan a una o a dos de las tres sesiones de hemodiálisis que deben recibir por semana. La inasistencia se da, en su mayoría, por tener dificultades para movilizarse.

José, de 45 años, no pudo recibir el miércoles ni el viernes pasado las sesiones. El miércoles, afirmó su hermana, tuvo complicaciones en su salud, y el viernes no tuvo dinero para el taxi ni para el bus. El lunes pasado, cuando ya estaba hinchado y su salud empeoraba, sí lo llevaron con dificultad, porque deben bajarlo de las escalinatas de Mapasingue y cargarlo en su silla de ruedas al bus, narró la hermana.

Si no reciben el tratamiento completo, las defensas bajan, se llenan de líquido y podría darle un paro cardiaco, explicó la doctora de un centro.

A Viviana también se le dificulta transportarse. Hay pocos buses en su sector, en San Francisco II, vía a Daule. Ella toma la Pascualeña, cuando hay, y se queda en San Marino. De ahí debe caminar unos 40 minutos para llegar a la clínica. (I)

Apuntes

Pacientes vulnerables

Un 2 % de los pacientes que se atienden en las ocho clínicas tiene COVID-19 confirmado y un 15 % presenta síntomas, aseguró el directivo de un centro.

Horarios

Para los pacientes que tienen síntomas del nuevo virus, los centros tienen horarios especiales para no exponer al resto de pacientes, que son vulnerables.